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diciembre 15, 2021

La protesta social, alter-activistas y comunicación estratégica desarrollados en el alter-mundo


El siguiente texto es una autocrítica –como sociedad, organización y defensor de los derechos humanos–, desde las teorías y herramientas que nos brinda la Comunicación y la Sociología, sobre la percepción de la manifestación social en la red social Twitter. Para ello, se analiza el contenido de los comentarios recibidos a partir de una publicación realizada por la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), durante la cobertura de la manifestación social ocurrida en la Plaza de Santo Domingo, centro de Quito, el pasado 26 de octubre del 2021, que fuera presentada en el mismo Twitter como una muestra de la opinión pública existente respecto a los actores que intervienen en una protesta social.

Antes de comenzar, se rescata que el fenómeno de la manifestación social puede ser entendido como un escenario con un gran número de variantes, relatos y actores que vuelve al hecho un tanto complejo de analizar, ya que despierta pasiones políticas que pueden llegar a traducirse en violencia, física, verbal y digital.

Como defensor, militante de derechos humanos, estoy convencido que la manifestación social es un encuentro de humanos y humanas motivados por la indignación. Los movimientos sociales buscan justicia y la reivindicación de los derechos que históricamente han sido olvidados o relegados frente a aquellas sociedades que mantienen un orden establecido y jerarquizado.

Esto gracias a un crecimiento económico individualista, basado en la explotación indiscriminada y acelerada que arremete contra los derechos humanos, de los pueblos y de la naturaleza, lo cual le permite perpetuarse en el poder político y legitimarse por medio de la fuerza coercitiva, sin importar la tendencia política electa mediante los procesos democráticos.

Desde el 2010 hasta la fecha, se ha generado una gran ola de manifestaciones sociales en todo el mundo. Esto, sin duda, ha llamado la atención de académicos, periodistas, activistas y la sociedad en general. Como por ejemplo, Geofrey Pleyers (2021), autor de la obra “Movimientos sociales en el siglo XXI: perspectivas y herramientas analíticas”, se ha cuestionado sobre las distintas manifestaciones emergentes: ¿Son nuevas?; ¿es un movimiento global o son movimientos nacionales?; ¿son movimientos “Facebook”?; ¿es esta individualización del activismo la victoria de la ideología neoliberal hasta en la manera de ser activista?; ¿cómo combinan individualización y compromiso?, y finalmente ¿cómo cambiar el mundo?

Para muchas de estas preguntas no existe una respuesta en concreto o única; es más, se afirman desde una posición política de los actores. Dicho lo anterior, centraré la mirada en el plano digital donde se originó un fenómeno de comunicación que mediante mensajes incitadores de odio y con el apoyo de una ola de cibernautas se buscaba deslegitimar la protesta social. A estos cibernautas, considerando el aporte de Meyers, los denominaremos alter-activistas.

¿Quiénes son los alter-activistas?

Llamamos “Altermundismo” al cúmulo de movimientos que generan resistencia a la globalización, son las manifestaciones de grupos, movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales, y redes ciudadanas que mientras se movilizaban realizaban cobertura, opinión y debate en redes sociales. Este movimiento antiglobal Altermundista ganó popularidad por las acciones de protesta en Seattle en 1999 en contra de políticas económicas; años más tarde el alter-mundo se hizo presente en los procesos de  movilización social en clamor por la democracia ocurridas durante la denominada primavera árabe del 2010 al 2013.  Batta Fonseca (2008) lo define como “un atípico movimiento antisistémico que busca no sólo influir o presionar a los gobiernos e instituciones, sino cambiar radicalmente la orientación y estructura del sistema mundial.”

En este sentido, Pleyers describe que en el Altermundismo, los alter-activistas son sus actores principales, de los cuales se identifican dos vías: 

  • “Con la vía de la razón”, los ciudadanos se apoyan en una sociedad civil capaz de cuestionar la ideología neoliberal a través de análisis científicos y técnicos, y en una ciudadanía activa que se moviliza en contra del neoliberalismo para constituir sociedades más democráticas.
  • “Con la vía de la subjetividad” defienden la autonomía de su experiencia vivida, de su subjetividad y de su creatividad, ya sea a nivel de una comunidad o a nivel individual.

El fenómeno es novedoso no solo por su diversidad ideológica y política –una de sus características más destacadas–, sino porque tanto las demandas como los recursos y métodos de acción que utilizan están signados por la globalidad, la cual, de acuerdo con Ulrich Beck (1998), significa que no existe ningún país, ni grupo social que viva al margen de los demás; pues desde hace muchos años vivimos en una sociedad mundial, en donde los territorios cerrados y las fronteras invencibles ya no existen (Fonseca, 2008).

Retomando el análisis de los alter-activistas que respondieron a la cobertura de Inredh, se tomó una muestra de 342 usuarios que interactuaron, mencionaron, etiquetaron o respondieron a la cuenta @inredh1, de los cuales se identificó que sus cuentas fueron creadas en 2010 (15%) y 2011 (20%).

Dicho lo cual concuerda con lo expuesto por Meyers y Fonseca de acuerdo a la proliferación del movimiento, si llevamos estos números a la realidad nacional, se identifica que en esos años surge desde redes una postura de oposición al gobierno de turno. Sin contar también con el hecho que en 2010 y 2011 Twitter registró un crecimiento récord de usuarios y contenidos (tuits).

¿Se puede considerar alter-activistas a las/los usuarios que comentaron la publicación?

A manera de autocrítica, se propone dejar de llamar “troll” a los usuarios que interactuaron con 634 comentarios a la cobertura de Inredh para entenderlos como alter-activistas organizados con una tendencia a “la vía en la subjetividad”. Se agrega, además, que los usuarios que realizaron estos comentarios reproducen información oficial del gobierno, muchos otros reproducen información considerada anti-correista, otros reproducen contenidos de extrema derecha, y una posición de antiderechos. 

Propongo que se abandone el término troll ya que su objetivo no solo es irritar y  provocar agitaciones en redes sociales. Los alter-activistas y troll guardan algunas semejanzas en sus métodos pero se diferencian por sus objetivos como mencionan los autores citados: un alter- activista quiere transformar la estructura y el sistema global, mientras el troll solo busca generar peleas absurdas. Además, es importante mencionar que de la muestra analizada  22 (6.4%) cuentas fueron creadas en 2021, y 24 (7%) fueron creadas en 2020. Dicho esto, no puedo comprobar que efectivamente estas cuentas pertenecen a un “Troll Center” o mencionar que son cuentas falsas, programadas e incluso pagadas para desviar la atención precisamente para no complejizar el análisis siendo este un porcentaje menor. Pero sí sugiero que este factor no sea menospreciado porque después de todo, detrás de esas cuentas existe uno o más alter-activistas evolucionados que hace de sus múltiples cuentas una trinchera para generar la guerra de la información.

Somos una sociedad civil enfrentada en discurso e información que genera tendencias diarias, a favor o en contra de diversas temáticas o sucesos coyunturales. No obstante, estas interacciones lejos de buscar un debate con conclusiones y acuerdos, enfrentan a las posiciones políticas e infantilizan los discursos, ya que se reduce a acusaciones de malos contra buenos, prevaleciendo la polarización.

Comunicación estratégica en la guerra de información

En este análisis, considero fundamental revisar el concepto “guerra de la información” que proviene de la comunicación estratégica militar. Para ello, tomaré a Alonso Baquer, citado en el texto “Comunicación estratégica: origen y evolución del concepto” de Díaz-Criado (2017), quien define la estrategia como «el modo correcto de operar en situaciones conflictivas», o bien como «el arte de concebir planes de operaciones que habrán de ser coherentes con la finalidad política que se pone en juego». 

Estas definiciones denotan dos características de la estrategia: a) implica una situación de conflicto –no necesariamente violento–, en la que las acciones propias se verán afectadas por las del adversario; b) responde al «modo» de lograr un objetivo «político» (en el sentido de una finalidad definida externamente y de nivel superior) en un escenario de varias alternativas posibles y diferenciadas (Díaz-Criado, 2017).

En torno a la estrategia se desarrollaron varias otras operaciones, siendo el campo de la información uno de los trabajados desde el enfoque estratégico militar. La propaganda es una de las herramientas que operan en este campo desde la antigüedad, hoy en día este término ha evolucionado a operaciones psicológicas (PSYOPS), gracias a que persiste la intención de influir en el adversario y su población usando información que actúa sobre las emociones y actitud de las audiencias accionadas. Este tipo de operaciones están legalmente prohibidas de ser ejecutadas en poblaciones locales o audiencias propias de los Estados que han institucionalizado este tipo de operaciones en sus doctrinas de actuación militar.

El desarrollo tecnológico y de internet provocó que varios términos estratégicos militares  se desarrollen en orden de nombrar a las operaciones que involucran proteger o atacar ordenadores (computadoras), operaciones de telecomunicaciones y de información, dicho lo cual se las empezó a denominar como ciber guerras y ciberdefensa. No obstante, el término no llegó a abarcar todas las operaciones, funciones, maniobras y tácticas desarrolladas por lo que se acuñó el término “guerra de la información”, pese a que el concepto tuvo un relativo éxito e incluso fue discutida en espacios académicos aún así, se quedaba corta por lo que se optó por el desarrollo del  término “Information Operations” o InfoOps.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Ministerio de Defensa de Estados Unidos han institucionalizado en sus doctrinas el concepto InfoOps como una herramienta que les permite coordinar, planificar y ejecutar operaciones en el campo de la información con base en el poder blando y están representadas en siete funciones coordinadas (Díaz-Criado, 2017):

  • PSYOPS
  • Seguridad de las operaciones
  • Seguridad de la información
  • Guerra electrónica
  • Cooperación cívico-militar (CIMIC)
  • Decepción
  • Operaciones sobre redes informáticas

Si bien no podemos afirmar o negar que los alter-activistas de vía subjetiva trabajan con este tipo de operaciones, si podemos plantear que se pueden activar de manera útil para lograr un objetivo político frente a una situación de conflicto. Como también podemos intuir que el Estado ecuatoriano no es ajeno a la práctica de las operaciones informáticas (InfoOps) como parte de su estrategia. 

Ya que se observa cómo los alter-activistas son útiles a cualquier gobierno de turno que recurra a usar operaciones psicológicas (PSYOPS), o de propaganda al estilo de la “aguja hipodérmica” de Joseph Goebbels para controlar las masas y satisfacer los intereses de las instituciones, grupos económicos y políticos aliados del Estado y del poder.  Esta situación se torna aún más compleja en tiempos de internet y globalización por la proliferación de la desinformación o “fake news”, entre otros productos comunicacionales que son en gran medida difundidos por los alter-activistas con vía en la subjetividad.

Acorde con esta idea ha llegado el momento de revisar profundamente el contenido de los comentarios y las publicaciones que replican los alter-activistas subjetivos en sus cuentas y respecto al tuit de cobertura de Inredh en la manifestación del 26 de octubre del 2021. 

Análisis de contenido de alter-activistas con vía en la subjetividad

De los 634 comentarios se tomó la muestra de 342 usuarios,  que han mencionado, respondido o directamente etiquetado a la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh). Se observó que 314 comentarios (92%) buscaron deslegitimar la protesta social  y los 28 (8%) restantes cuestionaron al gobierno y el accionar de la Policía. De ese 92% de comentarios, se identificó que son mensajes que incitan a que se genere más violencia, desinformación de derechos humanos, tergiversación de las razones políticas, ironía y revictimización. 

Otro de los hallazgos es la posición política de los alter-activistas que interactuaron, si bien aquí no se discrimina entre alteractivista y un troll, si se identifican usuarios que apoyan ciegamente todas las acciones gubernamentales, usuarios que reproducen contenido desde la cultura de odio al expresidente Rafael Correa, también denominados anticorresitas, y usuarios que reproducen contenidos que responden a una agenda global de personajes ubicados como extrema derecha y conservadores. 

Sin duda alguna estamos presenciando el regreso de los discursos de actores considerados de derecha y extrema derecha. La malinterpretación de los derechos humanos, la cacería absurda de contenidos y discursos en nombre de lo políticamente correcto, el fracaso de los gobiernos considerados de izquierda o progresistas han llegado a formar colectivos digitales, alter-activistas con vía en la subjetividad, que ponen en riesgo los derechos humanos sobre todo de aquellos sectores diversos y minoritarios históricamente vulnerados.

A continuación presentamos algunas gráficas que explican el contenido y los discursos que generan los alter-activistas en sus cuentas: 

Se puede observar que los alter-activistas han generado 151 (51%) mensajes irónicos, en los cuales se burlaban o agradecían que se agreda a personas. 76 (25%) comentarios pedían que se genere más violencia contra los manifestantes, entre estos destacan deseos de muerte, descripciones de represión efectiva, y pedido de prisión con pago en daños, 32 (10%)  comentarios hicieron alusión a un proyecto de desestabilización por parte del ex mandatario Rafael Correa, lo cual desvía la atención de las razones de fondo de la movilización social. 21 (7%) comentarios señalaron que los derechos humanos defienden delincuentes, y su descontento con su idea de “derechos humanos” y solo un (0.33%) comentario tuvo tintes racistas en contra de las nacionalidades y pueblos indígenas.  

Estamos conscientes que Twitter no necesariamente refleja la realidad nacional o la percepción de todo el país. Sin embargo, muchos de los comentarios negativos que fueron producidos por alter-activistas no pueden ser ignorados, y es aquí donde, a mi criterio, ha fallado la comunicación en el ámbito de derechos humanos, puesto que no ha calado en la subjetividad de los usuarios, y más bien el enfoque DDHH, al igual que el enfoque de género, lejos de ser un camino para generar desarrollo en el país se ha convertido en una excusa cómoda para alegar que no se puede gobernar en democracia. Misma excusa que ha sido bastión y caldo de cultivo para que la extrema derecha retorne con fuerza.

Continuando con el análisis en la siguiente gráfica se observa el contenido que reproducen los alter-activistas analizados con vía en la subjetividad y vía en la razón.

De los 342 comentarios, más de la mitad con 189 (54%) de los alter-activistas reproducen información, memes, “fake news”, videos, etc. respecto a una posición política denominada “anticorreismo” que es de donde más se fomenta la cultura de odio con mensajes de anti-izquierda, anti-socialista, anti-comunista, etc. 

Son 159 (46%) alter-activistas que reproducen información de gobierno, no solo información oficial sino que también existen productos como memes u otros gráficos que promociona libre porte de armas, la derogación de la constitución, y mensajes respecto a proyectos políticos. 

El 72 (21%) de los alter-activistas se declaran militantes de Lasso, en sus nombres figuran la bandera de Ecuador o los zapatos rojos característicos de la campaña del actual presidente. 23% reproducen información global contra el aborto, antifeminista y de apoyo a Agustin Laje, o Javier Milei, incluso al candidato chileno Kast; todos conocidos por sus tendencias de derecha extrema. 

Dentro de los alter-activistas en vía de subjetividad también se ubican 10 (2%) alter-activistas que replican información de apoyo al ex presidente Correa. Finalmente 23 (6%) alter- activistas con vía en la razón replican ideas e información con enfoque crítico usuarios que cuestionan el sistema sin importar la tendencia política o el gobernante de turno. 

Nosotros los “alter-activistas en vías de la razón”

Apenas somos el 6% de usuarios alter-activistas que optamos por razones más profundas para cuestionar el sistema neoliberal, lejos de posiciones partidistas con miras en constituir sociedades más democráticas. 

“Los campesinos, estudiantes, sindicalistas, ecologistas, defensores de los derechos humanos, pacifistas y militantes de diversas posiciones políticas nos enfrentamos al desinterés y organización de los alter-activistas con vía en la subjetividad que defienden la autonomía de su experiencia vivida, de su subjetividad y de su creatividad”, (Fonseca, 2008) siendo estos útiles para perpetuar el status quo junto con las desigualdades del sistema y la discriminación a grupos minoritarios.

Y es que, en verdad, estamos frente a un dilema global, ya que el efecto inmediato que se observa gracias al actuar de los alter-activistas produce una polarización de las opiniones en red, lo cual nos aleja de debates verdaderos que nos permitan llegar a consensos o establecer el famoso “encuentro” en el caso nacional.

Los alter-activistas de la razón y la subjetividad están destinados a ser contrarios pero lo más preocupante es la pasividad en la que se ha caído, la cual no nos permite organizarnos frente al poder estatal para la promulgación y respeto a los derechos humanos de todas y todos, para lograr un cambio de paradigma distinto al actual que nos lleva a la destrucción del planeta y de nuestra humanidad. Se suma el hecho que este análisis ignora los procesos de movilización en las calles, fenómenos en los cuales sí pueden llegar a existir debates y acuerdos para la construcción de la sociedad, pero la imagen de este fenómeno se deteriora por el accionar de los alter-activistas.

Hay que abandonar los teclados y los teléfonos; las discusiones en redes sociales entorpecen, facilitan la polarización y por ende dejan el camino abierto para que no exista el pensamiento crítico y peor aún a que se desarrollen alternativas distintas de gestión política y económica.  Si no cambiamos y nos alejamos de la polarización de las redes sociales, sobre todo de twitter,  sin duda, estamos condenados a repetir las fórmulas que no nos han funcionado en el desarrollo del país y hasta se contribuye en perpetuar la desigualdad social y la destrucción de la naturaleza.

Referencias

-Inredh (2021). Cobertura en twitter. Recuperado de : https://twitter.com/inredh1/status/1453131950638649355

-Pleyers, G., & Martínez, C. A. (2021). Movimientos sociales en el siglo XXI: perspectivas y herramientas analíticas. Polis. Revista Latinoamericana, (58).

-Batta Fonseca, V. (2008). Altermundismo:¿ sociedad civil global o nuevo movimiento antisistémico?. Norteamérica3(2), 159-194.

-Díaz-Criado, E. S. (2017). Comunicación estratégica: origen y evolución del concepto. In La comunicación estratégica (pp. 13-34). Instituto Español de Estudios Estratégicos..

FUENTE: INREDH.ORG


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