Marie Le Jars de Gournay (1565-1645), mujer culta y ampliamente respetada en su tiempo (aunque más tarde fuera olvidada), gran seguidora de los escritos de Montaigne, aseguraba en su obra Sobre la igualdad de hombres y mujeres que “estrictamente hablando, el ser humano no es ni masculino ni femenino: los sexos distintos no están ahí para establecer y señalar una diferencia, sino que sirven solamente para la reproducción. La única característica esencial radica en el alma dotada de inteligencia”. Marie decidió permanecer soltera y, producto de su gran cultura y tesón para el estudio, fue artífice de uno de los salones franceses más eminentes en el que se reunían intelectuales de diverso calado donde se hablaba sobre literatura, política o filosofía. El mismísimo cardenal Richelieu fue un confeso admirador de Marie.
Haciendo Memoria
LA DAMA DEL ÁRTICO, LOUISE ARNER BOYD (1887-1972)
Louise Arner Boyd era una rica heredera que había sufrido la pérdida prematura de sus hermanos y sus padres que decidió hacer de su vida algo excepcional. Dejó su cómoda mansión de California para viajar una y otra vez a las tierras heladas del Ártico donde realizó varias expediciones científicas. Louise se enfrentó a la misoginia de algunos y se ganó un profundo respeto de muchos.
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