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enero 16, 2023

El 2022 fue el peor año para los pueblos indígenas desde la firma del Acuerdo de Paz


En su informe anual, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) revela que el año pasado se registraron 453.018 víctimas de hechos violentos, una cifra casi 23 veces más alta que la de 2021. El confinamiento fue la mayor afectación.

Resistir no es aguantar, dijo el Informe final de la Comisión de la Verdad sobre las consecuencias del conflicto armado en los indígenas de Colombia, pero la realidad de los pueblos originarios se parece más al segundo verbo. Los emberas “aguantando” el desplazamiento por varias ciudades del país, los awás “aguantando” los asesinatos y el alto riesgo de exterminio, y los nukaks “aguantando” el inexistente acceso al sistema de salud fueron algunos de los hechos violentos que hicieron que el 2022 fuera calificado como uno de los peores años para esas poblaciones desde la firma del Acuerdo de Paz.

Así lo indica el informe de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) que se lanzó esta semana, donde se afirma que el año pasado se registraron 453.018 víctimas de diversos hechos violentos; apenas una muestra de las banderas rojas que por años vienen levantando líderes indígenas.

El informe se conoció en la misma semana en que sucedieron tres hechos relevantes en temas étnicos: el Consejo de Seguridad de la ONU amplió el mandato de su Misión de Verificación —que presentaba su informe trimestral sobre implementación del Acuerdo de Paz— y le sumó dos nuevas tareas, incluida la verificación del capítulo étnico.

Además la vicepresidenta, Francia Márquez, habló por primera vez en esa instancia internacional y su discurso versó sobre la necesidad de una justicia racial y un enfoque étnico en todas las políticas del Gobierno. Y por último, la intervención —también ante ese organismo— del líder indígena Armando Wouriyu Valbuena, quien dijo que la principal dificultad no fue estar en el Acuerdo de Paz, sino que la implementación se diera a favor de los indígenas. “Los pueblos ancestrales fueron exterminados en un 90% en tiempos de la Conquista del continente americano (…). Mal comienzo, y por él pareciera que nos mantenemos todavía condenados”, dijo Wouriyu.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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