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agosto 9, 2021

Lengupá reconstruye su memoria del conflicto y de sus desaparecidos


Para algunos habitantes, la imagen proyectada de Boyacá como territorio de paz ha invisibilizado la afectació

Como en otras regiones del país, en Boyacá también crece la vegetación sobre las fosas de personas desaparecidas y la vida anda al lado de cementerios con cuerpos sin nombres. La diferencia es que en este departamento poco se ha reconocido la desaparición forzada y el conflicto armado. Su gente cree que les han negado el derecho como víctimas a ser reparadas, porque la dimensión de lo que ocurrió allí no fue la misma de otros lugares que casi a diario salen en los noticieros.

Pero ellos también tienen su historia de guerra. Han pasado por la Batalla de Boyacá, la violencia liberal-conservadora, la llegada de grupos insurgentes, la guerra por las esmeraldas y el paramilitarismo. Víctor Carranza, el “zar de las esmeraldas”, y Puerto Boyacá fue la asociación directa que hizo el país con la violencia en Boyacá, pero hay muchas más víctimas y victimarios que se esconden en el silencio.

A finales de julio viajamos a la Provincia de Lengupá, una de las 15 subregiones en las que se divide este departamento, ubicada al suroriente. Es la zona que comunica el altiplano cundiboyacense con los llanos del Casanare. La conforman los municipios de Berbeo, Campo Hermoso, Miraflores, Páez, San Eduardo y Zetaquirá. Su paisaje montañoso, que forma parte de la cordillera Oriental, es de vegetación espesa y cuenta con una amplia variedad de climas, que van desde el frío del páramo de Bijagual hasta los 30° C.

Lengupá fue uno de los epicentros de la violencia en Boyacá. Apoyó la campaña libertadora y fue el lugar de nacimiento de varios miembros de las guerrillas liberales que operaron en los Llanos Orientales. Allí también nació el expresidente Santos Acosta y el fundador del Partido Liberal en Colombia, Ezequiel Rojas. Sin embargo, esa identidad liberal de su gente se convirtió en su lápida luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948.

Desde los ochenta llegó el frente 38 de las Farc y el frente Libertador del Eln. La zona fue usada como corredor estratégico y para hacer un trabajo político, aunque no tuvo mayor desarrollo porque ambas guerrillas fueron frenadas a inicios de los noventa por el Ejército y paramilitares de las Autodefensas Campesinas del Casanare.

Hoy en Miraflores, su capital, viven Estela Pulido y Miriam Vargas, ambas rodean los 70 años y tienen una vida tranquila en sus fincas. Durante la última década se han dedicado a recoger las memorias de las dos grandes violencias que vivió la provincia: la bipartidista y la paramilitar.

n que les dejó el conflicto. La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas recibió información de 18 fosas ubicadas en esta provincia, y sería la primera vez que una entidad emprende la búsqueda de sus familiares.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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