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noviembre 11, 2020

La manzana del cuidado


Que mujeres de sectores populares recuperen tiempo para hacer yoga es el inicio de una revolución.

Me imagino que muchos de ustedes se preguntaron qué es una manzana del cuidado. Pues esta manzana del cuidado forma parte del Sistema Distrital del Cuidado y es la puesta en marcha de esta promesa de campaña de Claudia López: hacer de Bogotá una ciudad del cuidado.

Se inauguró hace algunos días en el Supercade de Ciudad Bolívar, en el barrio Manitas. Tuve la suerte de asistir a esta inauguración que nos confirma o reconfirma que las mujeres hacen política de otra manera que los hombres, probablemente por este innegable hecho de habitar el mundo de otra manera que ellos. Hoy tenemos múltiples ejemplos de esto, aun cuando, para muchos y muchas, es aún difícil reconocerlo.

En primer lugar, quizás sea necesario saber de qué estamos hablando cuando se habla del cuidado. Pues se trata de todas estas tareas de la vida cotidiana realizadas en un 90 % por las mujeres. En otras palabras, es este hecho de hacer fluir la vida sin demasiados tropiezos. Y muy concretamente (porque de hecho es de lo más concreto) se trata de esta preocupación permanente del cuidado de los otros, de las otras, de esta proximidad de los cuerpos de la pequeña infancia, de la vejez, del hijo o la hija en situación de discapacidad, de la alimentación y de estas tan repetitivas (y nada apasionantes, les aseguro) tareas de limpieza. Una economía que centra su atención en el bienestar, no desde una lógica mercantil sino desde los afectos y la solidaridad, generando, creo yo, una verdadera estética de la existencia. Estética de la existencia que hoy representa aproximadamente, según los y las economistas, alrededor del 17 % del PIB, aportado casi exclusivamente por las mujeres.

Estas cuidadoras de nuestro bienestar ponen entre paréntesis el suyo, lo que significa casi siempre un proyecto de vida truncado y un eterno aplazamiento de sus sueños. Por supuesto, hablo de las mujeres más vulnerables de nuestra ciudad (estratos 1, 2 y 3), estas eternas cuidadoras de la vida. Y, sí, por supuesto hay también cuidadores hombres, alrededor de un 9 por ciento, según estudios ya realizados. Y no olvidemos que el cuidado se aprende. ¡No está en los genes de las mujeres!

Pues esta primera manzana del cuidado inaugurada en Ciudad Bolívar (otra, muy pronto en Bosa) busca responder a esta problemática. Busca aportar algunas soluciones concretas. Primero, para el reconocimiento y la redistribución entre hombres y mujeres de las tareas de cuidado a través del aporte de unos 30 servicios, articulados entre varias secretarías del Distrito, servicios que tienen todos que ver con la vida de estas mujeres cuidadoras.

La manzana del cuidado reúne servicios para cuidadoras y cuidadores como, entre muchos otros, programas para terminar el bachillerato, proyectos de alimentación saludable, actividades físicas, espacios de recreación y deporte como la Escuela de la Bici, para aprender a montar en bicicleta, y múltiples actividades culturales. Para niños y niñas menores de cinco años, jardines infantiles y de cuidado, pero también múltiples actividades lúdicas, asesorías a domicilio para el manejo de la discapacidad en el hogar y, por último, con el lema de ‘¡A cuidar se aprende!’, se ofrece una escuela del cuidado para hombres.

Todas estas actividades permiten a las mujeres una disminución de algunas de las tareas que les devoran la vida. Para muchos y muchas, que las mujeres de sectores populares recuperen un tiempo para hacer yoga o taichí podrá parecer insólito o curioso, para mí es el inicio de una verdadera revolución.

FUENTE: EL TIEMPO


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