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octubre 18, 2022

Reportes de violencia de género en el sistema de salud han crecido un 22 % en 2022


Daniela Carolina Suárez era una mujer venezolana de 33 años que fue asesinada en Manrique, en Medellín. Su muerte es el reflejo triste de la violencia que padecen las mujeres en Colombia todos los días de todos los meses de todos los años.

Este año Daniela Carolina había dejado a su esposo porque, según cuentan sus vecinos, la maltrataba físicamente. Permaneció un par de meses sola junto a su hijo de 11 años. Hace dos meses conoció a otro hombre. Los vecinos oían que lo llamaba “Jei”. Pronto se volvieron novios e incluso se fueron a vivir juntos.

Pagaban arriendo en un apartamento ubicado en el segundo piso de una casa en el barrio Las Granjas, en el corazón de Manrique. Su nueva pareja, sin embargo, también empezó a golpearla y a invadir sus espacios. Los vecinos dicen que quería ir con ella a todas partes y no dejaba que saliera sola a la calle.

Hubo un episodio que fue especialmente violento. “Era un sábado, llevaban como un mes. Salieron y ella se encontró con una expareja en la calle. Él le pegó en un ojo, que le quedó hinchado”, contó una persona que los conocía.

Entonces, Daniela Carolina decidió terminar la relación. Él se fue de la casa, empacó su ropa y se llevó algunos electrodomésticos que había comprado.

Los testigos dicen que Jei, sin embargo, lograba manipularla. Tanto así que pese a las agresiones retomaron la relación unas dos semanas después de haberla terminado. “Ella decía que iba a estar con él, pero de lejos, que ya no iba a volver a vivir bajo el mismo techo”, contaron los vecinos. “Pero él se le fue metiendo. Fue trayendo la ropa”, señalaron.

Según los testimonios, el pasado sábado 1 de octubre Jei regresó al apartamento del barrio Las Granjas con su cama. En la mañana del domingo 2 de octubre, recién mudado, el hombre le pidió al hijo de Daniela Carolina que fuera a la tienda y le hiciera una recarga de celular.

El niño obedeció. Pero cuando volvió no escuchó ni a su madre, ni al hombre. Caminó hasta su cuarto y encontró a su mamá muerta sobre la cama. “Auxilio, mi mamá, mi mamá. ¿Por qué me pasa esto a mí? La mató, la mató”, empezó a gritar.

Los vecinos pensaron que Jei estaba en la casa, pero el niño les explicó que no, que él se había ido. Luego, entraron al cuarto y encontraron el cuerpo de Daniela Carolina boca abajo. La Policía llegó 10 minutos después.

La Secretaría de Seguridad de Medellín entregó un escueto reporte sobre el caso. “Siendo las 13:31 horas se realizó la inspección judicial de esta mujer migrante de 33 años, quien presentaba varias heridas en su cuerpo al parecer por golpes ocasionadas con objeto contundente”, señalaba el informe.

Además, advertía que según “información preliminar” el presunto autor del crimen era su expareja. Este diario consultó con la Fiscalía si habían dado con el agresor, pero indicaron que no podían dar información sobre el caso.

Al hijo de Daniela Carolina se lo llevó el Bienestar Familiar y, según los vecinos, vino a recogerlo una de sus tías, que actualmente vive en Bogotá. El cuerpo de Daniela Carolina no pudo ser repatriado a Venezuela y su sepelio se llevó a cabo el pasado miércoles 5 de octubre.

Medellín sumó otro niño huérfano de madre y otro feminicidio a las cifras de octubre. Solo en los 10 primeros días de este mes habían asesinado a cuatro mujeres en la ciudad.

Según los registros de Medicina Legal, 511 mujeres habían sido asesinadas en Colombia durante el primer semestre de este año. Y, de acuerdo con los registros de la fundación Feminicidios Colombia, 140 de esos homicidios habían sido motivados por razones de género.

Cifras monstruosas

Entre enero y septiembre de 2022 el sistema de salud ha identificado 92.668 casos sospechosos de violencia de género e intrafamiliar. Es una cifra dolorosa: cada cuatro minutos una mujer o una niña fue víctima de algún tipo de violencia en Colombia.

La cuenta la lleva el Instituto Nacional de Salud (INS) y permite palpar las agresiones de las que son víctimas las mujeres y niñas de todo el país.

Esa entidad clasifica estos hechos en cuatro ítems distintos. Así, por ejemplo, documentó que solo este año se han registrado 44.484 casos sospechosos de violencia física, 24.142 de violencia sexual, 15.477 de negligencia y abandono y 8.565 de violencia psicológica (ver gráfico).

En todos los casos, las cifras son las más altas desde 2019. De hecho, el total creció un 22% con respecto al mismo período de 2021. Vale decir que una vez apareció la pandemia de covid-19 las consultas médicas disminuyeron y trastocaron los datos de 2020 y 2021.

El INS, además, aclara que en sus registros no entran hechos registrados por las comisarías de familia, pues no son instituciones de salud.

De fondo, sin embargo, hay un constante de violencia que se mantiene. Y hay entidades territoriales en las que las cifras son especialmente pronunciadas. Por ejemplo, el INS recoge que los cinco municipios de más de 100.000 habitantes donde las tasas de violencia de género son más altas son Fusagasugá (Cundinamarca), Pitalito (Huila), Zipaquirá (Cundinamarca), Neiva (Huila) y Yumbo (Valle del Cauca).

El municipio de Antioquia de más de 100.000 habitantes que tiene la tasa de violencia de género más alta es Rionegro. A nivel nacional, ocupa el noveno lugar (ver gráfico).

Esto, sin embargo, no significa necesariamente que sean los municipios donde más mujeres son maltratadas. Existe la posibilidad de que su personal de salud tenga mejor capacidad para identificar la violencia de género en las pacientes.

De hecho, Laura Ospitia, psicóloga de la fundación Sisma Mujer que presta apoyo a mujeres víctimas de violencia de género, aseguró que el sistema de salud tiene un subregistro de estas agresiones.

“Algo que nos han contado es que la atención del personal de salud no tiene una perspectiva de género”, indicó.

Y señaló que el crecimiento en las cifras muestra que hace falta un cambio transversal en la sociedad colombiana para combatir la violencia de género. “Todo feminicidio es prevenible”, dijo Ospitia. “Si yo me doy cuenta de que mi vecina o alguna persona está siendo víctima de violencia, yo puedo llamar a la Policía y puedo hacer una denuncia anónima”, agregó.

Y explicó que a mujeres como Daniela Carolina, que han sufrido violencia en repetidas ocasiones, comúnmente las culpan por los crímenes y las agresiones que cometen sus victimarios. Pero aclaró que nunca es culpa de la víctima.

FUENTE: EL COLOMBIANO


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