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agosto 25, 2022

Las heridas de la invasión rusa a Ucrania, seis meses después


Hace medio año Moscú lanzó su ofensiva contra Ucrania y, más allá de las tácticas, de la inflación y de la geopolítica, la guerra ha marcado un antes y un después en la vida de millones de personas. Desde los que se han visto empujados a combatir hasta los que han sido obligados a huir, las heridas del conflicto en el este de Europa son profundas.

Hace seis meses el rumbo del mundo dio un giro de 180 grados. Con la “operación militar especial” que lanzó Vladimir Putin sobre Ucrania el 24 de febrero de 2022, después de insistir en que no invadiría el país vecino, el tablero geopolítico dio el mayor salto de las últimas décadas.

Sin embargo, no solo cayeron las piezas del ajedrez internacional: las vidas de millones de personas se vieron sacudidas de forma irremediable. Medio año después de que la guerra llamara a sus puertas, los enfrentamientos armados han dejado atrás la intensidad de las primeras semanas, en las que Moscú buscó dar un golpe contundente y rápido contra Kiev que nunca llegó. 

“Rusia se preparaba para una guerra relámpago, pero la situación cambió (…) Ahora es una guerra más de posiciones”, afirma Oleksandr Slyvchuk, analista político ucraniano del Centro de Diálogo Transatlántico. Con una línea de frente más marcada, Moscú y Kiev se siguen disputando el territorio especialmente en el este y el sur del país y, de hecho, Ucrania ha lanzado una contraofensiva en el sur que, al inicio del conflicto, parecía impensable. 

El fin de la guerra no se vislumbra cercano. Las victorias que plantean ambos bandos siguen sin concretarse en el futuro próximo: Moscú busca asegurar el control de toda la región del Donbass y “desnazificar” Ucrania; la última declaración de Kiev es que la guerra terminará “cuando se libere Crimea”, la península anexionada por Rusia en 2014. Unas misiones más que ambiciosas dado el contexto actual.

Imagen de archivo de 6 de abril de 2022. Una vecina de la ciudad ucraniana de Bucha llora sobre la tumba de su hijo, enterrado en el jardín de su casa, fallecido tras la ocupación rusa.
Imagen de archivo de 6 de abril de 2022. Una vecina de la ciudad ucraniana de Bucha llora sobre la tumba de su hijo, enterrado en el jardín de su casa, fallecido tras la ocupación rusa. AFP – RONALDO SCHEMIDT

“Rusia continua con el bombardeo cotidiano (…) y no demuestra intenciones de empezar negociaciones diplomáticas”, subraya Slyvchuk. “Ucrania dice que no va a negociar hasta que las tropas rusas salgan de su territorio”. 

Si bien Naciones Unidas y Moscú lograron desbloquear las exportaciones de granos desde los puertos ucranianos, cualquier tipo de negociación parece estancarse cuando toca puntos militares. Por ejemplo, los diálogos alrededor de una visita internacional a la planta nuclear de Zaporizhia para evaluar su seguridad siguen en un punto muerto. 

De acuerdo con lo discutido por la ONU el martes, en una reunión a petición rusa, la visita de los expertos está en desarrollo y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) está hablando con las partes para que puedan viajar la la mayor brevedad a la central nuclear.

“Hasta ahora, parece que la tónica dominante sigue siendo apostar al militarismo del conflicto bélico, es decir, resolver el mismo vía las amras, cuando en realidad la inmensa mayoría de los ciudadanos creo que entiende que lo mejor hubiera sido alcanzar algún tipo de alto el fuego mediante negociaciones”, critica Susana Mangana, analisa de política internacional. 

Las muertes en el frente diezman ambos bandos

Mientras tanto, la guerra sigue cobrándose vidas cada día. Primero, de los soldados: las autoridades ucranianas calculan que casi 9.000 militares han fallecido durante estos seis meses de conflicto. Algunas de estas bajas son entre personas que eligieron hacer carrera militar antes de la guerra; otras que se convirtieron en soldados a raíz de ella.

Del lado ruso, las cifras oficiales hablan de al menos 1.351 bajas entre uniformados. La última actualización desde el Kremlin es del 25 de marzo. Sin embargo, más allá del relato de las autoridades rusas, la realidad podría ser otra. La inteligencia estadounidense estima que las pérdidas de las tropas de Moscú podrían oscilar entre los 70.000 y 80.000 soldados, contando tanto heridos como fallecidos. 

Además, después de seis meses de guerra, el relato oficial ruso también se ha resquebrajado a raíz de algunas denuncias de militares de bajo rango que han criticado las malas condiciones del Ejército después de seis meses de conflicto.

Estudios independientes de la página web rusa ‘Mediazona‘ subrayaron que la mayoría de bajas rusas fueron entre personas muy jóvenes y de zonas tradicionalmente empobrecidas de la Federación.

De Mariúpol a Bucha: miles de civiles han perdido la vida

Las muertes, desgraciadamente, no solo han sido entre las personas entrenadas para sostener un fusil. Las cifras de Naciones Unidas hablan de 5.514 vidas civiles perdidas además de 7.698 personas heridas a fecha del 15 de agosto. Sin embargo, es sensato estimar que la cifra real, que quizás siga creciendo durante mucho tiempo, es ampliamente superior. 

“Rusia usa artillería masiva sobre las ciudades (…) Y la línea de frente pasa por zonas muy pobladas, por eso cada día hay bajas civiles”, lamenta Slyvchuk.

Entre esos números se esconden algunas tragedias, como el interminable asedio de la ciudad de Mariúpol, en la costa del mar Negro, o la masacre de Bucha. Meses después de los asesinatos en la ciudad cerca de Kiev, los residentes siguen a día de hoy enterrando a las víctimas, 50 de las cuales no han podido identificarse todavía. 

Archivo: Cadáveres yacen en una calle de Bucha, al noroeste de Kiev, el 2 de abril de 2022.
Archivo: Cadáveres yacen en una calle de Bucha, al noroeste de Kiev, el 2 de abril de 2022. © Ronaldo Schemidt, AFP

En Mariúpol, “la gente todavía vive sin gas, sin luz, sin agua”, recuerda Slyvchuk, una situación que se repite tanto en zonas que han quedado bajo control ruso como en las ciudades bombardeadas que “solo sobreviven con ayuda humanitaria”. La situación amenaza con agravarse de cara al invierno, de temperaturas y condiciones climáticas “feroces” en Ucrania.

Además, en la ciudad asediada muchos todavía lloran las muertes de varios niños que se refugiaban en un teatro. Las fuerzas rusas defienden que fue una “escenificación”. Organizaciones como Amnistía Internacional (AI) denuncian lo contrario y recuerdan que, en las ventanas del edificio, había grandes carteles con las palabras “Niños”. 

El informe de AI sobre este suceso muestra relatos espeluznantes de los sobrevivientes. “En un segundo, todo cambió. Todo saltó, la gente empezó a gritar. Todo estaba lleno de polvo… Vi gente sangrando. Cogimos nuestros documentos y nos fuimos. No todos tuvieron la misma suerte”, contaba una adolescente que se refugiaba en el teatro. 

Desde el inicio de la guerra, ‘Save The Children’ cuenta que tiene registro de la muerte de 356 menores de edad y 586 heridos, el 16% de ellos menores de cinco años. 

Huir para sobrevivir

Estas son algunas de las consecuencias que han sufrido los menores de edad que se quedaron en Ucrania. Pero son muchos los que se fueron con sus familias a países vecinos, especialmente acompañados de madres y mujeres de la familia que no estaban sujetas a la ley marcial ucraniana, que obliga a los hombres a quedarse en el país para combatir. 

La agencia de noticias AP recogía la historia de Taisiia Mokorozb, dramáticamente parecida a la de más de seis millones de ucranianos que se convirtieron en refugiados. Mokorozb vive en Polonia con su hijo de 11 meses, mientras su esposo sigue en Zaporizhia, su ciudad natal y ahora epicentro de los ataques sobre la planta nuclear más grande de Europa. 

“Parece que para mí y para la mayoría de ucranianos, el tiempo ha parado”, relataba a AP. “Vivimos en una especie de limbo”. 

Taisiia Mokrozob, refugiada ucraniana, sostiene a su hijo de once meses en el piso donde residen en Pruszkow, Polonia, el 17 de agosto de 2022.
Taisiia Mokrozob, refugiada ucraniana, sostiene a su hijo de once meses en el piso donde residen en Pruszkow, Polonia, el 17 de agosto de 2022. AP – Michal Dyjuk

Mokorozb denuncia la dificultad de encontrar trabajo a medida que “la solidaridad”, que inicialmente desbordó los países vecinos de Ucrania, “va haciéndose más escasa”.

En el mismo sentido, la analista Mangana reconoce que, “si bien hay que destacar la solidaridad que emanó en un principio”, “la guerra se ha prolongado” y “la guerra acusa hoy un desgaste tanto a nivel informativo como también de interés de la ciudadanía”. 

Desde España, lo mismo explicaba Natalia Mazur, natural de Kiev, al diario ‘El País’. Después de trabajar 15 años como enfermera, ahora se encarga de limpiar una residencia de ancianos a jornada completa por 900 euros mensuales. “Es un trabajo muy duro. Nunca había trabajado tan duro físicamente. Al final del día, me duele todo el cuerpo y cuando llego al hotel, caigo en la cama por el cansancio”. 

Las dificultades en el proceso de acogida, además de la relativa estabilización de la guerra, ha empujado a centenares de miles de ucranianos a volver a su tierra, a pesar de que el conflicto no haya terminado todavía.

“Sin embargo, la mayoría de las mujeres refugiadas permanecen todavía en suelo europeo”, apunta Mangana, quien colaboró en la acogida en el País Vasco, en el norte de España. “La inmensa mayoría de los niños ucranianos aquí en el País Vasco ya se encuentran escolarizados”, celebra.

Las mujeres, doblemente víctimas 

Además de cargar el peso de la migración sobre sus espaldas, las mujeres también han sufrido la carga desigual de la guerra. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) registra que el 54% de las personas que necesitan ayuda humanitaria en Ucrania son mujeres. 

Además, la guerra siempre es un campo fértil para la violencia machista, tanto como arma desde el bando opuesto como de agresión dentro del mismo grupo. Según cifras de las Naciones Unidas, se han reportado al menos 124 actos de violencia sexual relacionada con el conflicto, una cifra que con toda seguridad es más elevada en la realidad. https://www.youtube.com/embed/JJ2tgGtbVgw

El informe de la Representante Especial para la Violencia Sexual en el Conflicto Armado de la ONU recoge que la línea de denuncia para este tipo de agresiones en Ucrania “ha recibido varios reportes alarmantes” desde el inicio de la invasión que van desde “violaciones en grupo hasta coerciones, donde un ser querido debe ver un acto de violencia sexual cometida contra una pareja o un niño o niña”. 

Sin embargo, la dureza de la guerra sobre las mujeres no solo se mide a través de la violencia sexual y de género. Varios informes reportan que la interrupción de servicios sociales, como por ejemplo las escuelas, ha sobrecargado a las mujeres de forma desproporcionada. Muchas han terminado a cargo del cuidado de menores de edad, adultos mayores o personas enfermas, entre otros.

Y precisamente son niños, mayores y enfermos los que esta guerra hiere, seis meses después de su inicio.

FUENTE: https://www.france24.com/


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