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julio 18, 2022

Escuchar a los jóvenes: un ejercicio para construir paz y despolitizar al país


El nuevo Congreso arrancará su legislatura el próximo miércoles, 20 de julio, con desafíos sociales y económicos de largo aliento. La construcción de consensos e iniciativas entre distintos partidos será, sin duda, la clave para materializar peticiones que poblaciones jóvenes reclaman a gritos. ¿Cuáles son los puntos neurálgicos por tratar y qué lecciones dejó el legislativo saliente en temas de participación, seguridad y paz?

¿Cómo darles voz y participación a los jóvenes en Colombia? Este fue uno de los interrogantes que se plantearon en el Congreso de la República a lo largo de los últimos cuatro años. El estallido de dos paros nacionales, protagonizados en buena parte por esa población, y su influencia en votos de opinión durante las elecciones regionales de 2019 y las nacionales de este año son dos razones de peso para que el Legislativo por fin volteara a ver a la juventud, y que sus inquietudes y extensión de sus derechos llegaran a los debates públicos.

La iniciativa legislativa que más se acercó a estas necesidades fue el proyecto de ley 082 de 2021, cuya ponente en la Cámara fue la representante saliente Juanita Goebertus, que a grandes rasgos buscaba garantizar la participación efectiva de las juventudes colombianas, “eliminando las barreras que enfrentan para poder sufragar y ser elegidos cuando tienen menos de 25 años en cargos de representación en el Legislativo”. El proyecto llegó a ser ponencia en primer debate y estuvo en manos de la Comisión Primera Constitucional Permanente del Senado, pero fue retirado por medio del artículo 155 de la Ley 5 de 1992, el 9 de noviembre de 2021.

A dos días de la instalación de un nuevo Congreso cuyas mayorías, por ahora, serán para el gobierno del electo presidente Gustavo Petro, las expectativas de los jóvenes, que sin duda ayudaron en su victoria, no son menores y siguen más vivas que nunca. La paz, la educación universal de alta calidad, el acceso a la salud y los impactos económicos por una inminente recesión internacional prevalecen como intereses y prioridades de las juventud colombiana.

La comunidad internacional estuvo al tanto de los gritos de auxilio de muchos jóvenes, quienes no veían en el Estado colombiano un manto protector. De hecho, tras el paro nacional de 2019, durante el inicio de la pandemia, la Embajada de Países Bajos y la Embajada de Alemania, con el respaldo del Institute for Integrated Transitions (IFIT), organizaron unos ciclos de diálogos con liderazgos juveniles que trabajaran en el Congreso y estuvieran de acuerdo con llevar a cabo debates interpartidistas para proyectar los reclamos que estallaron en las calles.

“Fue una oportunidad para pensar en el futuro del país. La Embajada neerlandesa estuvo en las etapas iniciales de los encuentros que tuvimos, donde los ejes transversales fueron las brechas entre campo y ciudad en el contexto del covid-19, el rol del liderazgo joven para políticas de seguridad en la construcción de paz y la importancia de la reactivación económica y el desarrollo rural —esta última en febrero de 2021—”, le dijeron voceros de IFIT a este diario.

Desde ese momento se sentaron acuerdos mínimos que unieron a representantes a la Cámara de distintas bancadas y orientaciones ideológicas diametralmente diferentes. Estos espacios lograron sentar a alternativos, desde Goebertus y Mauricio Toro (Alianza Verde) y David Racero (Lista de la Decencia) hasta congresistas de alas más conservadoras como Gabriel Santos (Centro Democrático) y Adriana Matiz Vargas (Partido Conservador), entre otros. Ese ejercicio interpartidista logró puntos en común que trasladaron a su trabajo legislativo, bajo una premisa que acaparó la atención de varios sectores de jóvenes: los problemas se resuelven mejor de abajo hacia arriba, escuchando a todas las partes; sin excepción ni prejuicios.

Juan Fernando Reyes Kuri, saliente representante a la Cámara por el Partido Liberal, fue parte de las charlas organizadas por IFIT y la Embajada de Países Bajos. En diálogo con Colombia+20 reflexionó sobre su gestión frente a las políticas que involucraron juventudes y proyectó estos mismos retos que tendrá el poder Legislativo desde este miércoles.

“Durante el paro nacional estuvimos con varios colegas de otros partidos visitando ciudades del país como Cali, Tumaco, Ibagué, Pereira, Valledupar y Buenaventura; hablamos con los jóvenes en su territorio para así conocer sus preocupaciones, de donde salieron proyectos de educación sexual y reproductiva, y de emprendimientos, entre otros”, dijo Reyes Kuri y agregó que el nuevo Congreso tiene en sus manos despolitizar la agenda de los jóvenes urbanos y rurales. “Hay que empezar a cambiar el discurso sobre el acceso a la educación de los jóvenes, mayoritariamente se habla de cupos en universidades públicas o privadas”, sentenció.

Desde el Centro Democrático, Gabriel Santos recordó el trabajo que realizó como representante a la Cámara de la mano con jóvenes, principalmente, en el marco de las movilizaciones sociales. Sus colegas lo reconocen como una de las figuras más liberales de su partido y por eso el balance de su acercamiento a los manifestantes en las calles es un caso exitoso en incidencia interpartidista para generar iniciativas legislativas de este tipo. Hubo doce espacios de diálogo, a lo largo de catorce semanas y once ciudades visitadas por los congresistas jóvenes.

“Este fue un ejercicio absolutamente enriquecedor, aunque lleno de conversaciones crudas y dolorosas. Nos permitió escucharnos y superar las barreras partidistas para proponer soluciones a través de una agenda común en beneficio del país: proyectos para reducir la tasa de desempleo juvenil, brindar garantías para la movilización pacífica; fortalecer el conocimiento y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos, reformar la Policía Nacional y, finalmente, garantizar el acceso diferenciado a educación superior de calidad”, detalló.

Como todo esto se trata de un ejercicio que parte desde las diferencias partidistas, congresistas de Alianza Verde también sentaron sus posturas y proyecciones frente a la juventud colombiana en el cuatrienio siguiente. Por un lado, Catalina Ortiz destacó el impulso de cinco proyectos de ley apalancados tras el estallido social de 2021, entre los cuales “quedó concertada una iniciativa con jóvenes ligada a temas de emprendimiento. La tranquilidad nuestra es que este proyecto no muere con nosotros fuera del Congreso, sino que tendrá continuidad con las nuevas bancadas que genuinamente se preocupan por el futuro del país”, añadió Ortiz.

El tema de diversidad sexual, también ampliamente requerido por la juventud durante las movilizaciones sociales, tuvo una bandera permanente en la Cámara: Mauricio Toro, el primer congresista abiertamente gay en Colombia, quien se unió a esos esfuerzos interpartidistas por las juventudes y logró llevar adelante luchas que no fueron ni mucho menos insignificantes, como la pugna por la polémica de las “terapias de conversión” en personas LGBTI, para derrumbar el arcaísmo de que la homosexualidad es una enfermedad. Dicho proyecto le valió una discriminatoria recusación por su orientación sexual, que fue rechazada por la Comisión de Ética de la Cámara de Representantes.

“Los jóvenes necesitan diversidad y garantías para que haya vigilancia y supervisión de los recursos públicos que los afectan. Es un tema integral y de nada sirve estar pendiente de una lucha si se descuida el resto. El Congreso deberá reformar el Icetex para tener una financiación justa y poder estudiar, y un proyecto de ley enfocado a emprendimiento y empleabilidad de los jóvenes, que incluya apoyo para quienes quieran emprender, y mejoras en la educación y formación técnica y media, para que sean realmente pertinentes y estén sintonizadas con las ofertas del empresariado”, comentó Toro en entrevista con este medio, en marzo de 2022.

Este nuevo período legislativo tendrá la participación de las 16 víctimas elegidas a través de las curules de paz.  / Cristian Garavito

Este nuevo período legislativo tendrá la participación de las 16 víctimas elegidas a través de las curules de paz. / Cristian GaravitoFoto: El Espectador – Cristian Garavito

¿Y la paz dónde queda?

Las curules de paz son uno de los grandes hitos del Congreso entrante. Es preciso crear una bancada y una agenda completa en torno a la implementación de lo pactado en La Habana y para ello son fundamentales las uniones interpartidistas con quienes son parte de las Circunscripciones Especiales para la Paz.

Uno de esos 16 escaños lo tiene Orlando Castillo, representante a la Cámara electo por la curul del Pacífico Medio. “Es importante que podamos implementar el Acuerdo de Paz, porque seguimos sumidos en guerra. Hay comunidades de la costa Pacífica nariñense en las que la gente no ha sentido tranquilidad desde 2016”, le dijo a Colombia+20.

A su vez, el congresista manifestó su deseo de encontrar en la Cámara un apoyo irrestricto en la escucha de los derechos de los jóvenes en las zonas periféricas más golpeadas por la guerra. Esto porque, según él, en el país tendemos a minimizar lo que pasa lejos de las capitales.

“La paz va a ser completa y territorial cuando nos escuchemos desde todas las orillas. Nuestros jóvenes afros tienen poca o nula representatividad y eso es algo que queremos dejar atrás. Lo mismo con los pueblos indígenas. Llegamos al Congreso para continuar con lo que ya funciona, que ojalá se mantenga y se potencie, y para trabajar por quienes siempre son callados. Si esa lección no nos la dejaron nuestros muchachos con su sangre y sus gritos de desesperación durante el paro, entonces no aprendimos nada como país”, aseguró.

Los cuestionamientos por la continuidad en torno a las políticas para jóvenes no se quedan solo allí. El 90 % de los congresistas que participaron en los espacios de diálogo con las embajadas de Países Bajos y Alemania, de IFIT y del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD por sus siglas en neerlandés) saldrán a partir del 20 de julio, al tomar rumbos profesionales diferentes o porque no fueron reelectos en las urnas, el 13 de marzo de 2022.

Para que esto sea un problema menor y fácil de solventar en las actividades legislativas de los nuevos congresistas, Catalina Ortiz, Orlando Castillo y Gabriel Santos llegaron a un mismo punto: que desde lo minimalista y lo práctico se puede volver a ganar la confianza juvenil en las instituciones, para tener un Estado más inclusivo.

“El nuevo Congreso debe demostrar su compromiso en la reducción de privilegios para altos funcionarios, redignificar el servicio público, hacer un gasto público eficiente y velar para que el Ejecutivo haga lo mismo”, concluyó Santos.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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