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julio 18, 2022

Enemigo invisible


La violencia intrafamiliar en algunos de los hogares colombianos se ha convertido durante generaciones en una amenaza constante. Este reprochable comportamiento se ha camuflado por décadas en falsas conductas culturales o tradiciones. En ocasiones muchos victimarios impunemente son justificados por sus vecinos, familias e incluso víctimas.

Esta problemática que por años ha hecho parte de la cotidianidad de miles de familias en nuestro país se hizo más evidente durante el confinamiento decretado por las autoridades para contener el avance del Covid-19. En 2021 se presentó un incremento del 10% en los casos denunciados de violencia intrafamiliar alcanzando los 51.610 episodios, siendo las mujeres y los niños, las principales víctimas, según cifras de Medicina Legal.

En lo que va del 2022 el panorama parece no mejorar. Este año se han presentado 2144 casos de mujeres agredidas por su pareja, seis casos de feminicidios y cinco mujeres asesinadas en hechos de violencia de pareja. Estas cifras muestran la necesidad de tomar acciones urgentes para frenar estos casos y proteger a mujeres, niños y niñas. Debemos hacer de nuestras familias entornos seguros y confiables para todos.
Duele reconocer que como sociedad no hemos logrado erradicar este fenómeno. Hemos reproducido, generación tras generación, modelos erróneos para la resolución de los conflictos al interior de los hogares y aún no hemos logrado romper con este ciclo de violencia doméstica, que no solo se refiere al plano físico, sino también al psicológico.

Expertos en violencia intrafamiliar de Chile y Colombia que participaron en un foro reciente que premia la mejor investigación en familia de Colombia, hicieron un llamado frente a la necesidad de estandarizar y unificar las cifras de afectación para tener un panorama real y único de la situación del país. Los reportes que maneja Medicina Legal, por ejemplo, corresponden solamente a los casos en los que existe un daño físico evidente, dejando por fuera muchas manifestaciones de violencia que siguen afectando la integridad de quienes la padecen.

Colombia ha hecho grandes avances legislativos que buscan disminuir los casos de violencia intrafamiliar como lo es la ley de castigo físico. Sin embargo, esto no es suficiente para cambiar conductas que durante años han sido normalizadas. El esfuerzo tiene que ir también en otra dirección. Se deben diseñar campañas pedagógicas que concienticen a la población no solo en la importancia de denunciar, sino también de explicar lo dañino que son estos comportamientos. Se requiere de verdadera innovación para llegar al corazón y a la cabeza de personas maltratadoras.

Desde la sociedad civil, los medios de comunicación y el gobierno se deberían adelantar estrategias masivas de comunicación que visibilicen comportamientos inadecuados y expliquen estrategias encaminadas a la prevención y corrección de conductas erróneas. La solución no puede ser exclusivamente penal, se deben integrar otras estrategias para verdaderamente cambiar estos comportamientos.

Sin duda tenemos una sociedad que debe desaprender aquello que por tradición ha normalizado y que representa un riesgo para la seguridad de nuestras familias. Cuando seamos testigos de una expresión de violencia, debemos actuar sin dilaciones. Solo así podremos avanzar en reducir estas cifras que tanto daño hacen y derrotar este enemigo invisible.

FUENTE: EL PAIS


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