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marzo 16, 2022

No se podía competir contra las maquinarias: líderes que aspiraron a curul de paz


Juan Carlos Quintero, Héctor Marino Carabalí y Rumalda Paternina, aspirantes desde sus organizaciones sociales a los 16 escaños para las víctimas, denuncian que la falta de anticipos por parte del Estado y la presencia de clanes políticos los condenaron a la derrota. Arnobis Zapata aún está peleando la curul del sur de Córdoba.

La denuncia la hicieron innumerables veces: los políticos tradicionales se quieren adueñar de las curules de paz. Durante los últimos tres meses, líderes, lideresas y victimas del conflicto en casi todas las circunscripciones especiales advirtieron que los estaban condenando a la derrota al competir con candidatos apalancados por los clanes políticos que hacían campañas pomposas que aplastaban sus aspiraciones. De hecho, apenas tres días antes de las elecciones, al menos 10 candidatos de la región Caribe renunciaron a ese escaño por falta de garantías.

Estos son algunos de los líderes que han hecho trabajo con bases sociales y que sin tener nexos políticos ni recibir anticipos para las campañas, aspiraron a ese escaño y lograron una votación en muchos casos pareja con quienes tuvieron otro tipo de apoyos.

El líder campesino Arnobis Zapata en el sur de Córdoba

Mientras el preconteo de los votos del pasado 13 de marzo llega a su final, por ahora la curul de paz del sur de Córdoba es para Leonor Palencia, prima del gobernador de Córdoba Orlando Benítez y a quien durante la contienda en esa circunscripción denunciaron ante la Fiscalía por posible compra de votos. Nadie la conoce, no la han visto a la cara y tampoco hizo campaña, pues según denuncian sus adversarios y los pobladores de la zona, se la hicieron los políticos tradicionales del departamento.

Todo lo contrario ocurre con el candidato que por el momento ocupa el segundo lugar en esa región: Arnobis Zapata. Es un emblemático líder campesino y es dirigente de la Asociación de Campesinos del Sur de Córdoba (Acsucor). También es reconocido a nivel nacional por ser el presidente de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (Anzorc) y vocero de la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana (Coccam), que se creó tras el Acuerdo de Paz. En abril de 2020, hizo parte de los 10 líderes y defensores de derechos humanos que una jueza ordenó proteger luego de una acción de tutela interpuesta por más de una decena de organizaciones sociales y colectivos jurídicos.

Pero la diferencia de votos entre ambas listas es pequeña: la lista de Palencia, con 6.987 votos, le lleva a la de Zapata, con 6.371 votos, poco menos de 650 votos. Como los electores también podían directamente por un candidato, Palencia apenas sacó 250 votos más que Zapata.. Otro problema en la candidatura de Palencia es que Juan David Fernández, su compañero de fórmula, estaba inhabilitado por la Procuraduría para ser candidato a la curul. Según el certificado de antecedentes de ese órgano de control, ese candidato tiene dos inhabilidades para ser representante a la Cámara: una por el artículo 179 de la Constitución Política y otra por el numeral 1 del artículo 280 de la ley quinta de 1992. Ambas indican quien haya sido condenado en el pasado a una pena privativa de la libertad no puede aspirar a ser congresista.

Esa inhabilidad es el argumento de la defensa de Arnobis Zapata y de otros candidatos a ese curul que afirman que los 1.389 votos que el candidato Fernández le puso a la lista no deben ser tenidos en cuenta. Sin esos sufragios, la lista de Palencia quedaría de segunda, con 5.598 votos y la curul de paz sería para Zapata.

Una fuente de la Misión de Observación Electoral (MOE) advirtió que esa zona gris en la que quedaron varias circunscripciones especiales es resultado de los problemas en la reglamentación. Nunca se supo, por ejemplo, qué pasaba con las listas si se revocaba la candidatura de uno de sus miembros. Justamente uno de los requisitos es que éstas debían ser paritarias (hombre-mujer) y con la revocatoria de uno de los dos ese equilibrio se perdía. Más aún si la revocatoria se llevaba a cabo cuando los plazos para modificar listas estaban cerrados.

Zapata dice que está tranquilo y se siente satisfecho con lo que logró su candidatura hecha con las uñas. “La campaña nosotros la hicimos como siempre hacemos los temas organizativos: convocando a la gente para reuniones, la gente llega por su cuenta a esos espacios y uno llega a donde ellos estén. Así hicimos toda la campaña, hicimos eventos públicos a los que llegó la gente sin tenerle que dar transporte ni nada de lo que dan los políticos tradicionales. Ellos mismos se motivaron a hacer la campaña, en mi caso yo fui a los corregimientos y me reuní con líderes de las juntas de acción comunal y ellos me ayudaron a hacer campaña. Nosotros no contamos con los recursos, pero sí con un proceso organizativo fuerte de los campesinos”.

Los líderes que perdieron las curules de paz

Juan Carlos Quintero, del movimiento campesino

Juan Carlos Quintero esdirigente de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), una de las organizaciones con mayor trayectoria en esa región de Norte de Santander. Fue coadyuvante en la tutela presentada por el senador Roy Barreras, que fue el recurso que terminó reviviendo precisamente las curules de paz.

Quintero, que perdió contraDiógenes Quintero, exdefensor regional del Pueblo, dice que la competencia fue desigual, principalmente por dos razones: nunca llegaron los dineros del Estado para que todos los candidatos pudieran hacer campaña. “Contrario a eso, la campaña ganadora y otras campañas hicieron gastos exorbitantes, con publicidad desbordada en los municipios y unas vallas enormes que cuestan bastante dinero”, dice el excandidato. Además, denuncia que otros candidatos, entre ellos el ganador, pautaron publicidad política de sus campañas en medios de comunicación de la región, violando lo que estipuló el acto legislativo 02 de 2021, según el cual el acceso a medios sería a través únicamente de espacios gratuitos otorgados por el Estado.

Y, por otro lado, denuncia la abierta intervención en la campaña que tuvieron alcaldes del Catatumbo, en llave con “el varón electoral” del departamento, el exgobernador William Villamizar, así como el reelegido representante a la Cámara Wilmer Carrillo, investigado por la Corte Suprema de Justicia. Sobre ese punto, Colombia+20 había denunciado en esta notaque, según un audio, Deivy Bayona, alcalde de Hacarí, estaba apoyando directamente la campaña del candidato Quintero, al contactar líderes para que adhirieran a esa campaña y afirmó haberle puesto un personal.

Héctor Marino Carabalí y la fuerza negra del norte del Cauca

“Este es un sistema que no quiere ceder un milímetro de democracia en el país”, reclama este líder afro de Buenos Aires (Cauca), para quien lo que ocurrió con las curules de paz es un reflejo de la falta de voluntad política del Gobierno Nacional con la implementación de la paz. Carabalí es el consejero mayor del Consejo Comunitario Cuenca del río Timba Marilpez y representante de la Asociación de Víctimas Renacer Siglo XXI, así como vocero de la Coordinación de Comunidades y Organizaciones Afrodescendientes (Conafro).”El Gobierno no asumió con la responsabilidad que se debía un proceso como estos”, reclama.

Y lo dice luego de haber tenido que hacer campaña en la circunscripción del Alto Patía y Norte del Cauca, la más grande del país con 24 municipios del Cauca, Nariño y Valle. “Somos líderes y lideresas que no pertenecemos a ninguna estructura política del país, lo que hacemos es defender las comunidades a través de nuestro conocimiento y dedicación de tiempo completo, no tenemos recursos económicos para crear unos equipos de trabajo en cada una de las regiones”, dice el excandidato. “No nos tomamos una gaseosa de ese anticipo que había prometido el Gobierno”.

Por otro lado, sostuvo que la situación de orden público en la región no le permitió llegar a cada rincón a impulsar su candidatura. “No era posible llegar, la gente nos decía: ‘no es aconsejable que ustedes vengan por acá, no garantizamos su presencia’. Eso pasó en municipios como Argelia, El Tambo, Balboa, incluso Buenos Aires, y ese es mi municipio”.

Ahora, reconoce también que la falta de experiencia política les pasó factura, pues no lograron ponerse de acuerdo con otros candidatos con quienes habían compartido incluso en mesas de víctimas municipales y en la departamental. Tampoco tenían cómo hacer pedagogía en todas las zonas rurales para que se tuviera claro cómo debía votarse, siendo la primera vez que una elección como esta se llevaba a cabo. “En nuestras comunidades se perdieron muchos votos, porque no hubo la capacidad, a la hora de ejercer el voto no pudieron hacerlo por falta de conocimiento”, lamentó.

Rumalda Paternina, buscadora de desaparecidos en Montes de María

Esta candidata de 70 años, presidenta de la Red de Víctimas Tejedoras de la Memoria y madre del desaparecido Juan Carlos Escobar, se la jugó por hacer una campaña siguiendo al pie de la letra las instrucciones del acto legislativo 02 de 2021. Dice que ello le jugó en contra.

Su organización, por ejemplo, tiene una presencia importante en la cabecera de Toluviejo y ella se negó a que las víctimas que representa se inscribieran en puestos de votación de corregimientos o veredas, y mejor lo hicieran en el casco urbano, donde no podían votar por ella, pues la normativa excluyó de las votaciones a las cabeceras municipales. Ni siquiera sus hijos pudieron votar por ella. En cambio, vio cómo en buses trasladaban pobladores para que votaran en puntos que no necesariamente era donde tenían su domicilio.

Sostiene que fue evidente cómo la maquinaria “le metió plata” a las campañas y cómo desde la gobernación y algunas alcaldías de la zona impulsaron ciertas candidaturas. “Nosotros no tenemos plata ni carro blindado para movernos. Ellos (sus rivales) andaban en tres, cuatro carros blindados”.

En su circunscripción, los Montes de María, quien se quedó con la curul fue Luis Ramiro Ricardo Buelvas, un hombre poco conocido en la región y menos entre las organizaciones sociales de la zona. Quien sí es conocida es su compañera de lista, Mayerlis Angarita, histórica lideresa de mujeres víctimas del conflicto, quien con su organización Narrar Para Vivir le dio el aval a él y terminó perdiendo la curul con su compañero de lista.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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