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febrero 9, 2022

ESTAMOS LISTAS: UNA APUESTA DEMOCRÁTICA PARA TRANSFORMAR LA POLÍTICA EN COLOMBIA


Recientemente El Espectador nombró al movimiento político de mujeres Estamos Listas como personaje del año 2021. Para quienes no lo conocen, Estamos Listas nació en 2017 en Medellín tras el resultado del plebiscito sobre los Acuerdos de Paz. Cansadas de la espera que siempre se le da a la defensa de los derechos de las mujeres (como es el caso de hoy con la Corte Constitucional y la despenalización del aborto) y de la forma en que los partidos tradicionales usufructúan el trabajo de las mujeres sin permitirles una influencia real en espacios de decisión, mujeres de Medellín decidieron conformar un movimiento democrático e incluyente para las mujeres. Tras una campaña de recolección de firmas para presentar una lista al Consejo y la elección de Dora Saldarriaga en las elecciones locales de 2019, en la Asamblea General de Febrero de 2021 las integrantes del movimiento tomaron la decisión de expandir Estamos Listas a nivel Nacional. Dicha expansión implicó abrir las puertas del movimiento a integrantes de todo el país y la conformación de una lista para las elecciones del Senado de 2022. La lista cerrada de Estamos Lista fue la única lista decidida por democracia interna y que estuvo consolidada meses antes de la inscripción de las 76.000 firmas que la avalan. El movimiento ha participado en elecciones como movimiento significativo de ciudadanos y en las elecciones al Senado de 2022 aspira a conseguir la personería jurídica como partido político.

Es innegable que Estamos Listas es un movimiento innovador que enciende la esperanza de muchas mujeres que aún creen en la vía electoral. El movimiento es una opción que, para las feministas en política, no implica negociar principios básicos como los derechos reproductivos de las mujeres. Estamos Listas aspira a ser el primer partido político de mujeres del país (y tal vez de toda América) y es un referente claro de renovación de la política nacional. Pero mas allá de ser un espacio feminista, Estamos Listas es un movimiento innovador en cuanto a sus prácticas de organización interna. Es precisamente su compromiso con la democracia radical lo que puede resultar en una estrategia ganadora para el primer partido político de mujeres de América Latina, aquí en Colombia.

La democracia interna en organizaciones sociales y políticas tiene una larga historia en el mundo, y en el continente americano viaja con distintos nombres. En Norteamérica se le conocía en los 60’s y 70’s como participatory democracy (Democracía Participativa), y hoy se discute más como direct democracy (Democracía Directa). En Suramérica se habla de democracia directa y horizontalidad. Aunque estos dos vocablos del Sur nos remiten a formas diferentes de entender la democracia, la representación política, el significado del voto, las decisiones mayoritarias y el consenso, ambas palabras indican a un ejercicio de organización interna en el que las decisiones sobre el rumbo político y el funcionamiento de un movimiento se deciden colectivamente por sus miembros.

Quienes estudian las formas organizativas de los movimientos sociales usualmente reconocen la belleza ideológica de la democracia interna, al tiempo que condenan su lentitud, que resulta poco práctica, y que no es apta para hacer política “real”. En efecto, un compromiso radical con la democracia puede tener efectos negativos a nivel organizacional. Pero cuando se hace bien, son muchos más los beneficios. Así lo demuestra el trabajo de Francesca Polleta sobre la democracia interna en los movimientos sociales Norteamericanos, y el mismo movimiento feminista Argentino de la última década.

Los beneficios de la democracia radical al interior de los movimientos sociales han sido detallados por científicas sociales y el movimiento político Estamos Listas se puede analizar desde esa óptica. El mérito de la democracia interna va más allá de lo simbólico, lo expresivo o lo “prefigurativo” y se debe entender por su valor estratégico para el movimiento. Solidaridad, innovación y desarrollo de capacidades son tres puntos que ilustran el valor estratégico de la democracia interna.

Solidaridad

La toma de decisiones por medio de mecanismos democráticos, aún cuando no se aspira al consenso, genera solidaridad y compromiso con el éxito de las acciones del movimiento. Las integrantes del movimiento, al participar en el proceso de decisión, apropian la acción como suya y es mas probable que tomen acciones concretas para apoyar el éxito de la misma. En Estamos Listas esto se evidencia en dos momentos: en las elecciones internas para decidir el orden de la lista cerrada al Senado y en el gran éxito del último ejercicio de recolección de firmas para avalar la lista ante la Registraduría. Todas las mujeres inscritas tuvieron la oportunidad de proponerse para integrar la lista al Senado y participaron directamente en la decisión sobre el orden de la lista cerrada. De esa forma, las integrantes de Estamos Listas desarrollaron un compromiso fuerte con el éxito del proceso, compromiso que ha sido fundamental en la recolección de firmas considerando que las más de 75.000 firmas recogidas en 7 semanas fueron el resultado del trabajo voluntario de las mujeres inscritas en el movimiento, en todo el país.

Innovación

Cuando todas las participantes de un movimiento pueden participar en la discusión y toma de decisiones sobre las actividades del movimiento, se genera una gran diversidad de aportes respecto a temas tácticos y estratégicos. Esto es fundamental en un espacio político en que los movimientos progresistas luchan, con recursos limitados, contra la maquinaria política tradicional, el dinero de los grandes intereses económicos, y las dádivas gubernamentales. La cantidad y variedad de propuestas que surgen desde el interior del movimiento lo ayudan a superar a sus competidores con tácticas novedosas. Ese es el caso de la estrategia 1-5, que deviene en los círculos de confianza. Desde sus inicios la expansión del movimiento se hizo por medio del “voz a voz”, cuando integrantes del movimiento invitaban a cinco de sus amigas de confianza a unirse, luego cada una de ellas invitaba a cinco mas, expandiendo exponencialmente el movimiento. Estos grupos de amigas se denominan “Círculos de Confianza” y son las unidades organizativas base del movimiento.

Desarrollo de capacidades:

La democracia interna al estilo Estamos Listas fomenta el desarrollo de capacidades de liderazgo político en cada una de sus participantes. Discusiones democráticas sobre asuntos tácticos y estratégicos, sobre presupuesto, sobre símbolos y los pilares ideológicos del movimiento, ayudan a formar militantes con amplias capacidades para reforzar y replicar los logros del movimiento. Esto es fundamental para el movimiento ya que es precisamente la ausencia de mujeres en la política Colombiana la motivación y el nicho de Estamos Listas. La política y lo público han sido espacios históricamente masculinizados, así que el desarrollo de habilidades de liderazgo político en las mujeres a través del quehacer político permanente (y no “talleres de liderazgo” con certificados de asistencia), permite a sus participantes desarrollar “cancha” política y reducir las brechas en formación y aptitudes para acceder a cargos de elección popular.

Estos beneficios estratégicos de la democracia radical de Estamos Listas remiten a experiencias previas a la contienda electoral. Los retos a futuro para el movimiento implican navegar los nuevos escenarios, presiones y realidades que plantea la expansión nacional y el convertirse oficialmente en un partido político. Hay muchos retos a futuro, pero los más apremiantes son con respecto a la expansión nacional y la operatividad, la relación entre verticalidad y democracia, y la ausencia de estructuras internas.

Expansión y operatividad

La expansión nacional de Estamos Listas presenta un gran reto logístico y político-organizativo: ¿cómo hacer democracia radical con más de 1.700 integrantes? El espacio más importante de debate y decisión para el movimiento es la Asamblea Nacional, un encuentro presencial que se hace una vez al año. En la última Asamblea se decidió expandir el movimiento a nivel nacional y constituir una lista cerrada par a llegar al Senado de la República. Los Círculos de Confianza, grupos de amigas y conocidas que ingresaron juntas al movimiento, son las unidades organizativas base del movimiento. Estos círculos son liderados por voluntarias que se agrupan en el Círculos de Dinamizadoras, uno por ciudad, región o departamento. La información, propuestas, decisiones y convocatorias fluyen del círculo de dinamizadoras a los círculos de confianza y viceversa. A raíz de la expansión nacional y del trabajo asociado a la constitución de la lista al Senado, la recolección de firmas para avalarla y la autogestión financiera del movimiento, existe una Comisión Nacional Temporal. Esta comisión está constituida por las integrantes de la lista al Senado y dinamizadoras representantes de las diferentes regiones del país, y su rol es liderar la ejecución de los lineamientos políticos del movimiento. También existe una Dirección Nacional que hoy hace las veces de la dirección de Campaña. Igualmente, en el movimiento hay comisiones temáticas que trabajan respondiendo a necesidades concretas: prensa, investigación, finanzas, relacionamiento político, cuidado, ética, formación, entre otras. Estas comisiones y estructuras son flexibles: entran y salen miembros regularmente y también se crean nuevas comisiones o espacios de operación y decisión. Un gran reto a futuro para el movimiento es constituir espacios de deliberación, decisión y debate en los que se puedan resolver diferencias políticas de fondo, espacios que sea coherentes con la ideología del movimiento y que puedan dar respuesta a las necesidades organizativas y logísticas de un movimiento joven en expansión permanente. Dicho de otro modo, la organización interna del movimiento debe contar espacios de debate político que permitan dirimir diferencias de fondo, así como espacios de decisión rápida cuyas decisiones sean coherentes con los lineamientos políticos generales y que no alienen a las demás participantes. Uno de los grandes retos a futuro para el movimiento es conciliar la democracia interna con la operatividad que necesita un partido político.

Verticalidad y democracia.

Otro reto político-organizativo para Estamos Listas es la combinación de democracia interna con la jerarquía e institucionalización que requiere un partido político. Pese a los beneficios que presenta la democracia interna, articularla con la jerarquía y verticalidad propias de un partido resulta en tensiones naturales: mientras que la democracia radical crea expectativas de democratización del poder al interior del movimiento, la jerarquía propia de un partido depende de la organización vertical en la toma de decisiones y de una base dispuesta a seguir, no a liderar. Un punto concreto en donde se puede manifestar esta tensión es en las reglas de promoción interna y las expectativas respecto a las posiciones de poder. Que un movimiento político joven como Estamos Listas no esté institucionalizado y que funciones en base a estructuras flexibles no implica la ausencia de jerarquías fuertes y mandos basados en “amiguismos”. Acá me permito un paralelo a nuestros vecinos del Sur: según los estatutos oficiales del Peronismo, el Partido Justicialista Argentino de los años noventa era una jerarquía estructurada con reglas claras sobre roles de poder y dinámicas internas de ascenso. Sin embargo, en la práctica el Peronismo funcionaba como una red centralizada de capítulos locales que seguían liderazgos personalistas fuertes. Fue esa verticalidad sin institucionalización lo que permitió a Carlos Menem asumir el control del partido de trabajadores más grande de América del Sur y ponerlo al servicio del neoliberalismo. Hago la analogía al Peronismo ya que Estamos Listas quiere ser un movimiento radicalmente democrático como el feminismo Argentino. Sin un ejercicio de introspección política serio, el movimiento puede caer en los pecadillos del Peronismo y de la política Colombiana. Para alejarnos de la cultura política en la que nacimos y militamos debemos hacer la democracia en todos los espacios y en el día a día, no solo decirnos democráticas.

La tiranía de la ausencia de estructuras.

The Tyranny of Structurelesness” es el título de un famoso ensayo de Jo Freeman, feminista y activista que en los años setenta escribió sobre las tensiones organizativas al interior de los movimientos feministas. Movimientos radicalmente democráticos que se oponen a las estructuras jerárquicas no crean equidad o democracia interna automáticamente. En movimientos que rechazan las estructuras jerárquicas como las de partidos tradicionales y sindicatos, las relaciones sociales y jerarquías informales suelen tomar el lugar de la jerarquía institucionalizada. Parafraseando a Freeman, cuando las relaciones sociales como la amistad son la base de la organización de un movimiento, estas redes sociales producen un fenómeno de centro-periferia al interior del movimiento. Organizaciones que se piensan democráticas pueden consolidar, inadvertidamente, liderazgos informales al tiempo que mantienen a nuevas participantes en la periferia de la toma de decisiones, por fuera de la democracia interna. Estamos Listas surgió y se ha expandido por todo el país gracias a lazos de amistad feminista. Para poder consolidarse como un partido político radicalmente democrático que convive con la jerarquía y una estructura vertical clara, las reglas de juego al interior del movimiento deben ser claras, tanto para las participantes mas experimentadas como para las integrantes que llegan y las muchas que van a llegar.

La militancia de las integrantes de Estamos Listas ha sido un proceso alegre que encarna la sororidad feminista real, aquella basada en convicciones políticas profundas. En un movimiento que funciona gracias a la autogestión y el voluntariado, lo que Estamos Listas ofrece al país es la suma colectiva de talentos, capacidades, profesiones, aptitudes y tiempos libres de sus integrantes. Muchas de ellas son madres trabajadoras que hacen un gran esfuerzo para cumplir con los compromisos asumidos al entrar al movimiento. Muchas de ellas entraron al movimiento bajo la promesa de tener voz y poder participar en espacios de decisión, y es un deber histórico y del presente para el movimiento asegurar que la promesa de la democracia interna se cumpla.

FUENTE: LA SILLA VACIA


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