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octubre 4, 2021

¿Por qué se enredó la paz en Colombia?


Kristina Birke y Sabine Kurtenback, investigadoras alemanas, realizaron una encuesta y varios grupos focales para entrevistar a actores claves en la construcción de paz y determinar por qué, a pesar de tener un Acuerdo de Paz que ha sido elogiado por los expertos, la sociedad colombiana sigue enredada y dividida en ese concepto. El resultado es un libro que incluye además varios capítulos para analizar los aspectos más relevantes de la investigación.

Cuatro años después de la firma del Acuerdo Final entre el Estado y la exguerrilla de las Farc, dos investigadoras alemanas, muy conocedoras de la realidad colombiana, se propusieron hacer un libro para tratar de entender y explicar por qué la consolidación de la paz en Colombia parece tan lejana, a pesar de tener uno de los tratados de paz más integrales que se hayan firmado en el mundo, según los entendidos. El resultado es Los enredos de la paz, de Kristina Birke y Sabine Kurtenback, un texto que parte de un concepto de paz que va más allá de la ausencia de guerra y entiende que esta no se limita a la firma de un documento entre el gobierno y un grupo alzado en armas.

Justamente este fin de semana se recordó en artículos de prensa y redes sociales la votación del plebiscito que rechazó el Acuerdo de Paz. Este es el hecho del que parten las autoras, ya que este episodio demostró lo complicado y complejo que resulta hablar de las percepciones y esperanzas alrededor del proceso de paz. Mientras las regiones más afectadas y las ciudades grandes estuvieron abrumadoramente a favor, las ciudades intermedias y regiones como el Eje Cafetero votaron en contra. “El plebiscito sobre el Acuerdo y los debates hasta hoy día ponen en evidencia la falta de consenso sobre una concepción de paz compartida”, dice el texto de introducción del libro.

“Eso de que la mayoría de los colombianos no quería la paz me interpeló mucho y quería saber si era así. Además, porque venía escuchando distintas descripciones de lo que es la paz, por eso nos sentamos con Sabine y decidimos que queríamos hacer una apreciación de lo que está pasando en los territorios en estos cinco años del Acuerdo”, dice Kristina Birke, directora de la Fundación Fescol, una de las dos entidades que editan el libro.

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/Jonathan Bejarano

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La otra entidad es el GIGA (Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales), de donde es investigadora Sabine Kurtenback. Ella propuso hacer una encuesta para analizar estas diferentes percepciones sobre la paz que tenemos los colombianos. “La idea sale de mi experiencia en países en posguerra. Conflictos hay siempre en todas las sociedades, ese no es el problema. Cuando los conflictos escalan violentamente, es necesario analizar los diferentes pilares de paz: la integridad física de defensores de derechos humanos, la garantía de los derechos humanos, y las capacidades de las instituciones formales y no formales para transformar los conflictos de manera constructiva”, explica. Y por eso, afirma, no le gusta la palabra “posconflicto”.

Las autoras dicen que el análisis de esos tres elementos permite tener una visión más integral de la paz, contraria a la visión minimalista que centra el objetivo en el desarme del grupo armado que firma el Acuerdo. Y posibilita, también, trabajar políticas de construcción de paz. La encuesta fue realizada por la firma Cifras y Conceptos, gracias al apoyo de la GIZ (Cooperación Alemana para el Desarrollo), que también financia el libro.

Kristina y Sabine dicen que se sorprendieron con algunas de las respuestas de las personas encuestadas. La paz, para la mayoría, está asociada a conceptos como respeto, tranquilidad, justicia, bienestar, derechos, felicidad y seguridad. “Antes de la investigación pensé que habría más diferencias entre estratos, pero no fue así. Las nociones son compartidas entre los encuestados del estrato 1 al 6. Cuando entras a analizar qué quiere decir tranquilidad, qué necesitas para vivir en dignidad, ahí es donde las respuestas son más distintas, varían según las regiones y la condición social”, dice Kristina.

Las preguntas desde las que partieron las investigadoras fueron: ¿qué entiende usted por el concepto paz?, ¿cuáles son los tres elementos más importantes de la paz?, ¿qué es lo contrario a la paz? Además de la encuesta, se analizaron documentos, informes y ensayos académicos sobre las experiencias en el posacuerdo en las distintas jerarquías administrativas y realizaron grupos focales y entrevistas a actores locales en varias comunidades y regiones.

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/Jonathan Bejarano

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La encuesta, señala Sabine, es un estudio piloto que van a replicar en Venezuela, Camerún, Filipinas, Nepal y España. “Venezuela es uno de los países más violentos de la región. Para nosotros, en ese concepto de que lo opuesto a la paz no es la guerra sino la violencia es clave ver cómo se responden estas preguntas en diferentes contextos violentos”.

Catalina Niño, coordinadora de proyectos de Fescol y una de las investigadoras que participó en el libro, indica que al final del ejercicio encontraron una tensión entre la idea de una paz más amplia, que está más alineada con ideas liberales como el fortalecimiento de la democracia, los derechos individuales y los modelos de desarrollo más incluyentes no basados en el extractivista, y por el otro lado, visiones más restrictivas, con un modelo de desarrollo tradicional, como el uso extensivo de la tierra para ganadería, el extractivismo e ideas más conservadoras sobre derechos individuales.

“La encuesta se basaba en qué se entendía por paz y qué no es paz. Ahí el tema del perdón no es tan explícito, pero en las conversaciones en los territorios con las organizaciones locales que han sido víctimas, el tema del reconocimiento de responsabilidades por parte de quienes cometieron delitos graves es importante, no lo es tanto el tema de que los responsables paguen cárcel”, dice Catalina exponiendo los resultados más sorprendentes.

Ella destaca que este libro es una mirada panorámica que recoge la voz de casi todos los actores que han estado trabajando en la construcción de paz. Hay capítulos que analizan las diferentes visiones sobre el modelo de desarrollo, la situación en las fronteras, los reincorporados y la movilización social, entre otros temas.

Uno de los investigadores que trabajó en uno de los capítulos es Luis Fernando Trejos, profesor de la Universidad del Norte, de Barranquilla, quien habla de otros actores claves en la construcción de paz. “Hay roles importantes como el de la comunidad internacional, responsable de que esto no haya naufragado; el de las minorías y las organizaciones en territorio, con una marcada postura a favor de paz, están los excombatientes, algunas administraciones locales y regionales. El gran ausente es el Estado”.

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/Jonathan Bejarano

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Y destaca que el libro no se queda en la crítica ni en el pesimismo, sino que hace un balance propositivo. “La paz no es lo mismo en La Guajira, en Barranquilla o en la Serranía del Perijá que en Bogotá. Para algunos puede ser la llegada de las fuerzas armadas, para otros es el respeto a los derechos humanos, otros piden que se recupere el monopolio del uso de la fuerza legítima y la administración de justicia. Es un debate inacabado. El gran aporte es que la investigación nos muestra los diferentes enfoques para seguir buscando las salidas”, dice el profesor.

Trejos señala que como hay distintas interpretaciones de lo que es paz, debemos construir una colcha en la que todas estas visiones estén incluidas y al final llegar a un relato con matices, pero que tenga unos mínimos para construir la narrativa de la paz, como el respeto a derechos humanos. “No puede haber paz si se legitima la violencia para resolver las diferencias”, recalca.

A la pregunta de por qué y en dónde se enreda la paz en Colombia, Sabine y Kristina señalaron varios puntos: los conflictos estructurales no resueltos como el de la tierra; el reconocimiento de responsabilidades de quienes cometieron atrocidades de la guerra y de los victimarios de escritorio (responsables políticos); en los intereses (armados y no armados) a escala local, regional y nacional; la necesidad de superar el patriarcado, que va más allá de lo escrito en el Acuerdo, y la concepción cerrada que tiene el Gobierno acerca de la paz.

Para la GIZ, los enredos están también en otros aspectos como lograr una adecuada participación de las víctimas en las distintas medidas que se derivan del Acuerdo, como la implementación de los PDET, en la construcción de la verdad, en los procesos judiciales adelantados en la JEP y en la búsqueda de sus familiares desaparecidos. También se enreda en la falta de articulación entre las instituciones que tienen responsabilidad en la satisfacción de los derechos de las víctimas.

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Lanzamiento de ‘Los enredos de la paz’

El 5 de octubre será lanzado el libro Los enredos de la paz: reflexiones alrededor del largo camino de la transformación del conflicto armado en Colombia, a través de un Facebook Live que se emitirá por las plataformas de El Espectador y Colombia+20 desde las 10 a.m. En el evento participarán Kristina Birke, directora de Fescol; Sabine Kurtenback, profesora del Instituto GIGA de Alemania, editoras e investigadoras; y Mauricio Romero Vidal, asesor de la Comisión de la Verdad, quien también participó en la investigación. Estarán conversando sobre los principales hallazgos de la encuesta y las entrevistas a los grupos focales de actores claves en la construcción de paz, y propondrán salidas que permitan desatar los enredos de la paz.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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