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agosto 31, 2021

Las organizaciones que luchan por encontrar a los desaparecidos de la guerra


En el día de las víctimas de desaparición forzada, contamos la historia de tres organizaciones de la sociedad civil que buscan a los desaparecidos en Colombia, un país con más de 80.000 casos de desaparición: el colectivo Orlando Fals borda, Equitas y el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos.

En Colombia se estima que hay alrededor de 80.000 personas dadas por desaparecidas en medio del conflicto armado, según el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica. Tal es la magnitud, que el Acuerdo de Paz firmado en noviembre de 2016 entre el Estado y las Farc creó, junto con la Jurisdicción Especial para la Paz y la Comisión de la Verdad, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas para encontrar a quienes por gracia de la guerra nunca volvieron. Sin embargo, desde la sociedad civil ha nacido un sinnúmero de esfuerzos propios que por su cuenta luchan y acompañan a las familias de los desaparecidos en Colombia.

En esta primera entrega, contamos la historia de tres organizaciones que a nivel nacional buscan a los desaparecidos del conflicto: el colectivo Orlando Fals Borda, el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos y el Equipo Colombiano Interdisciplinario de Trabajo Forense y Asistencia Psicosocial (Equitas). Hoy, en el Día Internacional por las Víctimas de Desaparición Forzada, esas tres organizaciones son parte de la campaña ‘Encontrar Salva’, promovida por el Programa de las Naciones Unidas para le Desarrollo (PNUD), como parte de un reconocimiento a las organizaciones que han dedicado años en la búsqueda de los desaparecidos.

Colectivo Orlando Fals Borda

“Qué bonita está la tumba. No hay cadáver dentro de ella. Toda vestida de luto. Blancas son las cuatro velas”, ese es el coro de la canción Levanten las voces mujeres, escrita e interpretada por el Grupo de Cantoras Esperanza y Paz de Tumaco. Esta, además que ser una canción ancestral de un grupo de mujeres buscadoras nariñenses, fue la primera documentación sonora que hizo el Colectivo Socio-jurídico Orlando Fals Borda con el fin de recopilar sus historias y sentires como víctimas de desaparición forzada, a través de la música.

Levanten las voces mujeres, escrita e interpretada por el Grupo de Cantoras Esperanza y Paz de Tumaco fue la primera documentación sonora que hizo el Colectivo Socio-jurídico Orlando Fals Borda con el fin de recopilar sus historias y sentires como víctimas de desaparición forzada.

Levanten las voces mujeres, escrita e interpretada por el Grupo de Cantoras Esperanza y Paz de Tumaco fue la primera documentación sonora que hizo el Colectivo Socio-jurídico Orlando Fals Borda con el fin de recopilar sus historias y sentires como víctimas de desaparición forzada.

El Colectivo Orlando Fals Borda nació en 2007 con el fin de aportar a la búsqueda de las personas dadas por desaparecidas desde la sociedad civil y es uno de los más antiguos en Colombia. Fue una de las entidades de la sociedad civil invitadas por la delegación del Gobierno en los diálogos de La Habana para la consolidación de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD).

En los últimos 11 años han acompañado a unas 930 víctimas de desaparición forzada en 11 regiones del país y, de distintos modos, han documentado casos que, en ocasiones, ni siquiera tenían un registro previo en la justicia ordinaria. Su nombre fue pensado en honor al sociólogo e investigador Orlando Fals Borda, que en sus años como docente y líder fue enfático en el compromiso político y defensa de los sectores populares, como los campesinos y grupos étnicos.

César Santoyo, director de la organización, explica que fue este colectivo fue una iniciativa de siete abogados, antropólogos y sociólogos (cinco de ellos víctimas de este delito), que decidieron comenzar a asumir roles que originalmente debería suplir el Estado para defender y acompañar social y jurídicamente a los colombianos que libran esta batalla para encontrar verdad; sobre todo, en los casos de desaparición donde hay actores Estatales involucrados. “Comenzamos la labor en los Llanos Orientales, donde se consolidó el colectivo y en el que trabajamos los casos de los mal llamados ‘falsos positivos’ de cinco cementerios en La Macarena (Meta), en el que lograron estimar que había más de 2.304 cuerpos de personas no identificadas”, explicó Santoyo.

Ese caso fue su punto de partida para comenzar la exigibilidad de audiencias públicas en esos casos. En la época las desapariciones en La Macarena fueron catalogadas como la “fosa común más grande de Latinoamérica” y, desde entonces, comenzaron el acompañamiento a los familiares de esta región. En estos años han representado familias de 11 regiones del país (Nariño, Guaviare, Casanare, Bajo Cauca Antioqueño, Medio Atrato Chocoano, el sur del Tolima, Cundinamarca, Bogotá, entre otras).

En 2017, el colectivo lideró la iniciativa de creación de la Red Latinoamericana sobre desapariciones forzadas en la que hay organizaciones civiles de Argentina, Guatemala, México y Honduras, además de otras regionales de Colombia. Y actualmente, de acuerdo con el director, hay al menos 800 casos activos en proceso de acompañamiento jurídico, forense, psicosocial e investigativo. En su trayectoria han logrado propiciar el encuentro entre dos personas que habían sido dadas por desaparecidas y fueron halladas vivas. “Nosotros partimos del diálogo permanente con las comunidades para todo el trabajo que realizamos; es gracias a eso que hemos logrado adquirir y generar nuevas herramientas de búsqueda de orden judicial y humanitaria”.

Equitas

El Equipo Colombiano Interdisciplinario de Trabajo Forense y Asistencia Psicosocial nació en 2004 por parte de Karen Burns, Ana María Gómez y Andrés Patiño, todos antropólogos que querían consolidar un grupo forense independiente que acompañara a las víctimas de desapariciones, masacres y homicidios. Su trabajo, sin pensarlo, ha sido liderado casi siempre por mujeres; pues en su historia apenas ha habido un director hombre, y “ha sido porque nos hemos topado con mujeres profesionales muy capacitadas, no porque nos hayamos buscado intencionalmente”, explica su actual directora Diana Arango.

Para Diana Arango, directora de Equitas, el objetivo de su trabajo es lograr que la búsqueda en sí misma se convierta en un proceso reparador, independientemente del resultado.

Para Diana Arango, directora de Equitas, el objetivo de su trabajo es lograr que la búsqueda en sí misma se convierta en un proceso reparador, independientemente del resultado.El Espectador

Su trabajo ha sido una muestra de que en Colombia hay mujeres científicas capacitadas para realizar labores en un campo de conocimiento evidentemente machista. Para el delito de la desaparición forzada, las mujeres de Equitas se han centrado en crear planes integrales de búsqueda para responder a dos preguntas que, a pesar de los esfuerzos, en el país no se han podido responder: ¿Cuántos son los desaparecidos exactamente? y ¿en qué circunstancias son desaparecidas las personas en Colombia?

A pesar de que en su historia han documentado y acompañado a más de mil víctimas víctimas, explica Diana, que hay uno insignia que marcó la historia de Equitas: los 43 desaparecidos del corregimiento de Pueblo Bello (en Turbo, Antioquia). “Ese caso fue emblemático, pero no sólo por el número tan alto de víctimas, sino por la complejidad misma de buscar en un escenario en el que habían pasado más de 20 años de los hechos”. Esa fue la primera vez que en Colombia se habló de la necesidad de crear planes de búsqueda de desaparecidos “porque no es lo mismo buscar caso a caso, persona por persona, que buscar colectivamente y por patrones”, como aseguró la directora. Otro de los casos que han acompañado fue la digna entrega de 79 cuerpos sin identificar de víctimas de la masacre de Bojayá (en Chocó), en 2019.

Equitas se dedica al trabajo forense que hay tras las exhumaciones de cuerpos no identificados, de las cartografías sociales y de las caracterizaciones necesarias para emprender las búsquedas de los más de 120mil desaparecidos que, oficialmente, hay en Colombia. Su trabajo ha sido histórico, además porque fueron la primera organización en el país en hablar sobre la búsqueda de cuerpos en ríos y mares. “El Estado siempre ha dicho que recuperar cuerpos en agua es imposible, pero ni siquiera se ha intentado, entonces estamos explorando cómo serían esas búsquedas, por lo menos, para poder decirle a los familiares que lo intentamos, sin crear falsas expectativas”. Ese es su principal reto ahora.

Su trabajo también ha tenido referentes en su historia como los distintos grupos forenses civiles en Guatemala y Argentina; la primera, por el conflicto armado interno y la segunda, por la dictadura. En ambos países se consolidaron primero grupos de la sociedad civil forenses antes que Medicina Legal.

Diana Arango describe al equipo de Equitas como un grupo de mujeres científicas tercas, que han buscado abrirse camino en el campo forense y que insisten en ponerse retos “imposibles”, sobre todo en los casos en los que hay actores Estatales involucrados “porque en muchas ocasiones hemos visto cómo el Estado es juez y parte”. De hecho, en Colombia la única entidad encargada de este asunto es Medicina Legal, que hace parte de la Fiscalía, y para la creación de Equitas fue el único referente en su momento, pero como explica la directora, “en un país donde el Estado ha sido parte activa de la guerra y de violaciones a los derechos humanos, no genera confianza que el perito sea siempre el Estado”.

Durante sus años como el único equipo forense particular del país, Equitas también ha desarrollado la metodología del Sello Narcés para capacitar sepultureros que trabajan en cementerios públicos y privados, y así enseñarles metodologías de buenas prácticas, sobre todo para el manejo de cuerpos no identificados. Para Diana, “a pesar de que hemos desarrollado varias metodologías, lo más importante para nosotras es que documentamos los casos yendo casa a casa, hablando con cada víctima y que vamos más allá de lo técnico forense, nos concentramos en reivindicar todas las historias de vida”.

Comité de Solidaridad con Presos Políticos

La Fundación del Comité de Solidaridad con Presos Políticos en Colombia es como un cuento. Cuando Gabriel García Márquez, en 1973, ganó el premio Books Abroad-Neusdadt de la Universidad de Oklahoma por su obra Cien Años de Soledad, lo primero que hizo fue pensar en donar ese dinero a una organización de derechos humanos, por lo que recurrió a sus amigos Enrique Santos Calderón y Álvaro Cepeda Samudio para que lo ayudaran a ubicar alguna; sin embargo, ante la falta de opciones, Gabo le respondió a Santos: “Invéntate uno, eche”. Fue la primera organización de derechos humanos en Colombia.

El Colectivo Orlando Fals Borda nació en 2007 con el fin de aportar a la búsqueda de las personas dadas por desaparecidas desde la sociedad civil.

El Colectivo Orlando Fals Borda nació en 2007 con el fin de aportar a la búsqueda de las personas dadas por desaparecidas desde la sociedad civil.Cortesía

Fue en ese año, cuando el país vivía un auge de la movilización social muy fuerte, que Santos Calderón y otros activistas del Frente Nacional, sindicalistas de uniones obreras petroleras, intelectuales y defensores de derechos humanos se unieron para crear el primer Comité de Solidaridad con Presos Políticos que representara, acompañara y defendiera casos de personas que son víctimas de crímenes de Estado. Aunque inicialmente comenzaron defendiendo, como su nombre lo dice, a presos políticos, su trabajo se ha ampliado para trabajar con víctimas de ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada, desplazamientos, homicidios, despojo de tierras, etcétera.

Sus seis sedes regionales están ubicadas en Cundinamarca, Antioquia, Atlántico, Santander, Tolima y Valle del Cauca, y dos equipos de apoyo en Cauca y Arauca. En su casi medio siglo de trabajo han aportado también en la lucha contra la impunidad de crímenes de lesa humanidad perpetrados por agentes Estatales; para eso, por ejemplo, crearon la campaña ‘Colombia Nunca Más’ para documentar casos de crímenes de lesa humanidad en todo el país.

Su trabajo con víctimas de desaparición en los últimos años ha estado focalizado en el departamento de Sucre, específicamente en San Onofre, un caso emblemático, entre otras cosas, porque está priorizado por la Jurisdicción Especial para la Paz por ser uno de los municipios en los que posiblemente haya más fosas comunes sobre los cementerios de El Rincón del Mar, San Onofre y en las fincas de La Alemania y El Palmar. Sobre este caso, recientemente, la JEP dio a conocer que un sobrino de Hernán Martínez Torres, exministro de Minas y Energía del gobierno Uribe es el actual arrendatario de la finca de El Palmar, un centro de exterminio de los paramilitares ubicado en San Onofre.

Sobre este mismo tema, aunque sin estar relacionado con el conflicto armado, el Comité también ha acompañado más recientemente casos de desaparición forzada en el marco del Paro Nacional 2021 que se sintió con más fuerza en los meses de abril y mayo en todo el país. Su trabajo es histórico, sobre todo, porque ha sido referente para otras organizaciones regionales y nacionales que se agruparon con el mismo fin.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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