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junio 23, 2021

La ley alula y la opinión pública


Papel y Lápiz

Por: Orlando Andrade Gallardo

Desde la aprobación en  1952 de la Convención de Derechos  Políticos de la Mujer en las Naciones Unidas, se abrieron debates en todos los Estados miembros sobre su participación en la vida  política, económica y social. Es así como la mujer se convierte en la imagen para defender los derechos humanos en el planeta. Bajos estas premisas se conformaron los primeros grupos feministas para reivindicar su posición en la sociedad, con buenos resultados cosechando exitosas  conquistas, y rescatando espacios que eran vedados  por normas discriminatorias. En Colombia lograron en reciente fallo de la  Corte Constitucional, que el alto tribunal solicitara al Congreso de la República legislara sobre el orden de los apellidos de niños al nacer. La ley Alula, como se conoce, está próxima a aprobarse y gira en torno a la discusión y tradición,  sobre la desigualdad de la mujer en colocar su apellido seguido al del hombre.

El propósito de las luchas  de grupos femeninos es igualarse a los hombres en todas las actividades, exigen la paridad de género en las instituciones del Estado, en listas de elecciones populares, algunas la lograron. La opinión de muchas mujeres está dividida sobre el tema de los apellidos, unas son indiferentes, otras la ignoran y una minoría cree que es una pendejada, la norma se encuentra en los últimos debates. ¿Cuáles  serán los beneficios y consecuencias?, el tiempo juzgará. En una sociedad con reglas claras,  respecto a la dignidad humana, igualdad y solidaridad,  no se requieren de tantas reglamentaciones y  siempre los espacios estarán disponibles para desarrollarse a quienes las acaten.  Desconocer que la mujer no merece ocupar cargos con poder de decisión, es ignorar la capacidad de la naturaleza humana, ellas tienen todas las condiciones para ejercer cualquier rol intelectual. En deportes extremos, cientos de damas lograron medallas de oro, plata y bronce en justas nacionales e internacionales, en levantamiento de pesas, ciclocros, fútbol y otros. Según la ley Alula, la criatura al nacer, los padres a través de consenso decidirán el apellido del hijo, en caso de no llegar acuerdo, el primer apellido será  decidido por un funcionario de la Registraduría. La experiencia indica que normalmente la pareja decide que el primer hijo sea bautizado con el nombre de la familia del padre, y el segundo con el de la madre. ¿Será que sucederá lo mismo con los apellidos? Es posible. En  caso hipotético, una familia de apellido Gallego padre,  Madrigal madre; el primer hijo llevará el nombre Gallego y su hermanito  Madrigal, esta situación  con seguridad se presentara y confundirá más a la sociedad. El ponente de la iniciativa adicionó que los ciudadanos al llegar a mayoría de edad, por primera vez pueden cambiar el apellido a su criterio.

Es posible que esta norma funcione en casos de padres irresponsables, maltratadores de mujeres y niños, las madres cabeza de hogar y otros de tipo de uniones, el apellido de la madre debe prevalecer. La eterna lucha que todos somos iguales no cesa, lo evidente es que somos  distintos unos de otros.  Los hay cobardes y débiles, fuertes y valientes, guapos y feos, altos y bajos, rápidos y lentos, listos y bobos, otros son niños y adultos, hombre y mujer. Sin mencionar diferencia de raza, lengua, cultura, costumbres, lo que salta a la vista son desigualdades que en muchos casos son insuperables, estas desventajas entre unos y otros fueron aprovechadas por las primeras organizaciones sociales. Siempre ha existido en Colombia  la polémica  que los derechos de la mujer son vulnerados y en cada legislación conquistan nuevos espacios.

Para algunas agrupaciones feministas la tarea de lograr nuevos espacios se ha convertido en obsesión y complejos prejuicios que enfrentan a las parejas con graves perjuicios para la institución familiar, que de hecho se encuentra desgastada por muchas circunstancias. En otras ocasiones las bellas damas, no hay feas, todas tienen sus encantos, han perdido la feminidad, pretenden vestir como los hombres, con saco y corbata. Algunas son supremamente vanidosas y soberbias, prohibieron  que los caballeros las piropeen con dulces expresiones por su belleza y personalidad, y otras manifestaciones de galantería propias de  nuestra cultura. La verdadera discriminación es con la población marginada, pobres, desempleados, drogadictos, habitantes de calle, las madres cabeza de familia, quienes padecen enfermedades terminales y otras. La razón de obedecer y rebeldía,  la razón  de transformar tradiciones, deben ser analizadas juiciosamente   para evitar caer al vacío sin posibilidad de retroceder y con serios daños colaterales. El debate central no es discutir sobre temas sin trascendencia que agotan y debilitan  las instituciones, sino aquellas que necesita el país para desarrollarse, y la agenda legislativa no alcanza a evacuar las normas de interés nacional que deben sesionar en tiempos extraordinarios.

FUENTE: https://diariolalibertad.com/


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