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mayo 3, 2021

Las denuncias de tipo sexual contra médico colombiano que atendió a Maradona


Edward González Saavedra es el toxicólogo que trató a Diego Maradona cuando este viajó a Cuba para lidiar con sus adicciones y excesos en 2001. Hoy, el reconocido médico enfrenta un juicio y fue imputado en un segundo caso por delitos sexuales. Asegura que es inocente y habla de un “complot” de las denunciantes en su contra.

Una carrera profesional próspera y sólida llevó al toxicólogo y epidemiólogo caleño Edward González Saavedra a tratar a quien, para muchos, es y será el ídolo más grande del fútbol: Diego Armando Maradona. Hace 20 años, cuando el “10” viajó a Cuba a tratar sus adicciones, el galeno colombiano emprendió un arduo tratamiento para mejorar la deteriorada salud del futbolista. Ese es apenas uno de los méritos de González, quien también fue decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre en Cali y ahora está dedicado a su consultorio particular. Sin embargo, el nombre del reconocido médico también figura en dos delicados expedientes judiciales que marchan en su contra.

Todo comenzó con dos denuncias que, aunque fueron radicadas en distintas ciudades y años, guardan varios aspectos en común. En ambas se le señala como responsable de delitos de índole sexual y manifiestan la posibilidad de que el médico hubiera puesto en indefensión a quienes se declararon sus víctimas. González Saavedra, por su parte, asegura que se trata de un complot para “acabarlo” y confía en que la justicia estará de su lado. La primera historia compromete el ámbito íntimo del galeno, pues en la controversia judicial su expareja Mónica Giraldo y la hija de ella, Isabella Gómez Giraldo, son las presuntas víctimas.PUBLICIDAD

Los hechos se remontan al año 2013, cuando Giraldo denunció a su entonces esposo porque, dijo, lo sorprendió tocando a su hija menor mientras la pequeña, quien para entonces tenía 13 años, dormía. La denuncia de la mujer indica que ella le preparó una celebración a su esposo por el Día del Padre, ya que ambos tienen un hijo que en esa época contaba con 2 años. La reunión, a la que asistieron familiares del médico y amigos, se extendió hasta la madrugada del 16 de junio, cuando lo que parecía fiesta terminó de la peor forma. Según Giraldo, como a las 2:00 a.m. subió a la habitación matrimonial y encontró a su esposo tocando los genitales de su hija.

Giraldo asegura que su reacción fue golpear a su marido, le rompió la nariz, lo echó de la casa y salió a denunciarlo. La mujer afirmó ante las autoridades que su hija le confirmó lo que ella vio: “Sí, mami, es cierto, él me estaba tocando”, consignó la mujer en la denuncia. Desde ese momento comenzó un aletargado proceso que no se ha resuelto. La Fiscalía empezó a investigar, pero el 28 de febrero de 2014 archivó el caso porque Isabella Gómez Giraldo, a diferencia de lo que había denunciado su mamá, declaró que no sintió tocamientos en sus partes íntimas y entonces la fiscal determinó que no había mérito para seguir indagando.

“Hay una razón lógica sobre mi contradicción y es que cuando hablamos con el abogado que nos representaba, yo era muy pequeña y él me direccionó a otro lado y yo tenía miedo, me daba pena, no fui tan específica (…) esa noche, luego de que me dormí profunda, sí empecé a sentir que me estaban tocando los genitales, pero no me podía levantar, sentía mucha pesadez en los ojos, pero yo sabía lo que estaba pasando. Espero lo que cualquier víctima podría esperar, lo que más quiero es justicia y que no le haga daño a nadie más”, narró Isabella Gómez Giraldo a El Espectador, afirmando que estos hechos le generaron ansiedad y desconfianza en los hombres.

La denuncia estuvo archivada seis años hasta que, el 4 de marzo de este año, el abogado Élmer Montaña insistió en el desarchivo, argumentando que la fiscal que llevaba el proceso nunca llamó a declarar a su clienta pese a ser la testigo principal. En cambio, señaló el penalista, se limitó a tomarle declaración a Isabella, “que se encontraba profundamente dormida cuando ocurrieron los tocamientos”, y a tomar exámenes a la menor que luego la propia Fiscalía botó. Entonces, el organismo volvió a ponerle la lupa al asunto y el caso le correspondió a la fiscal Dora Buitrago, a quien Montaña le entregó la declaración juramentada de una psicóloga que asegura conocer a Edward González desde su niñez.

Por otro lado, a través de un relato escrito, Laura* señaló que el médico gozaba de una confianza intachable en su familia e, incluso, era el mejor amigo de su hermana. Por eso, permitió que sus hijas participaran de un viaje que González y su hermana planearon a Santa Marta en junio de 2018. La mujer afirma que las vacaciones de sus pequeñas se convirtieron en una pesadilla luego de que su hija mayor, de 18 años para la época, le avisara que ocurrían cosas inusuales. Según la psicóloga, su hija le dijo que una noche descubrió a González merodeando su cama mientras ella dormía; también, que le recibió un sándwich en el que encontró una pastilla “como si la hubieran esparcido”.

Además, que la última noche del viaje, el médico entró en la madrugada al cuarto donde dormía la joven, aunque ella le había puesto seguro a la puerta, y al encontrarla despierta, le recomendó que se durmiera, que era tarde. La psicóloga asegura que no interpuso una denuncia porque no se consumó ningún acto. No obstante, dejó constancia por escrito de lo ocurrido y ese testimonio obra como elemento probatorio en el caso de Mónica Giraldo y su hija Isabella. Tras haber captado la atención de la Fiscalía, a mediados del año pasado, el abogado Montaña solicitó los resultados de una prueba de orina tomada a Isabella Gómez el 18 de junio de 2013, es decir, dos días después de los supuestos tocamientos.

La prueba se hizo para determinar si la víctima estaba bajo los efectos de algún fármaco en el momento de los hechos y por eso se encontraba dormida tan profundamente. Sin embargo, no se pudo comprobar o desestimar la presencia de químicos en su sangre porque, a pesar de que la prueba fue recibida un mes después de que se practicó, no fue procesada y, finalmente, en abril de 2019, los investigadores de la Fiscalía se deshicieron de ella. Otro de los elementos que obran en el expediente es la grabación de un diálogo entre Mónica Giraldo y Edward González Saavedra, que ella hizo de manera subrepticia y entregó a la Fiscalía con todo y celular el 24 de julio de 2020.

La Policía Judicial transcribió la conversación y así quedó en un informe del 28 de julio de 2020: “Mónica, Mónica, yo me disculpé contigo en privado, pero si tú me quieres poner en el asador con el peligro… de ponerme yo a decir las cosas contigo (…) porque vas a atentar contra mí metiéndome en un problema legal muy enorme”, le dijo González Saavedra a su exesposa. “No tengo que pagar porque yo no he violado a nadie ni he hecho nada de eso”, refutó el médico, y agregó: “Que haya cometido un error de ser inadecuado, vale, que lo haya hecho por dos o tres cosas que pueden en mi cabeza (sic), porque todos los seres humanos fallamos, pero tenemos derecho a ser redimidos”.

Giraldo, quien ya le había reclamado antes con la frase “a mí no me crea tonta, yo sé lo que vi”, respondió a esas palabras de su expareja: “Ah, bueno, ahora sí lo reconoce”. Y el toxicólogo replicó: “No, es que lo estoy reconociendo, pero delante de ti”. Y enseguida dijo: “No se lo reconozco a nadie (…) porque me da inseguridad, porque no te tengo confianza, y sabes por qué no te tengo confianza”. “Porque usted sabe lo que hizo”, le contestó ella. En estos nuevos elementos, la fiscal Buitrago encontró soporte para solicitar una audiencia de imputación, que se aplazó en varias ocasiones hasta que, finalmente, se realizó el 21 de abril de este año ante el juez 15 penal municipal de Cali.

La fiscal le imputó a Edward González Saavedra el delito de actos sexuales abusivos con persona incapaz de resistir y no solicitó que el médico fuera privado de la libertad, algo que critican Mónica Giraldo y su abogado. “La fiscal expresó que desistió de la solicitud de medida de aseguramiento sin dar explicación y el juez terminó la audiencia sin concederle el uso de la palabra a mi defensor, quien pretendía ejercer el derecho a solicitarla. Los hechos indican que el señor Edward González es un depredador sexual, por lo tanto, un peligro para la comunidad, sin embargo, goza de libertad y sigue ejerciendo la praxis médica”, afirmó Giraldo en una nueva denuncia que instauró contra la fiscal, el pasado 21 de abril, por presunto prevaricato.

Denunciante # 2

El segundo expediente que podría comprometer a Edward González está en la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía en Bogotá. El episodio que se investiga en este proceso es más reciente, data del 20 de febrero de 2020 y ya se encuentra en etapa de juicio. Según se lee en la acusación de la Fiscalía, Alejandra*, quien aseguró ser paciente de González desde hace años, se encontró con él en la capital para que le realizara un chequeo médico. Sin embargo, en la cita, el galeno le dijo que veía resequedad en varias partes del cuerpo, así que le pidió que se retirara la ropa interior y se acostara. Luego, le aplicó un lubricante, la tocó y le practicó sexo oral sin su consentimiento. Esa fue la descripción de hechos de la Fiscalía.

Al día siguiente, Alejandra acudió a las autoridades para denunciar a González Saavedra y cinco meses después la Fiscalía lo llamó a imputación por el delito de acceso carnal o acto sexual abusivo con incapaz de resistir. En este caso, en el que el médico se declaró inocente como lo hizo con el de su hijastra, la entidad tampoco pidió medida de aseguramiento en contra del galeno. El caso siguió avanzando y en diciembre de 2020 el ente investigador llamó a juicio a González, pero la defensa del médico interpuso una solicitud de nulidad porque, a su juicio, la Fiscalía no había sido clara en su explicación sobre los hechos que comprometían a su defendido. El recurso fue evaluado por el Tribunal Superior de Bogotá, pero no prosperó.

“No es dable que ahora, al inicio de la audiencia preparatoria, (la defensa) peticione la necesidad de retrotraer la actuación a su etapa primigenia –indagación– soportando tal petición en una presunta afectación al derecho de la defensa por considerar que los hechos jurídicamente relevantes no le fueron explicados de forma correcta”, resolvió el Tribunal, que devolvió el caso al juzgado para que continúe su curso. Por otro lado, el abogado de Alejandra*, Luis Franco, indicó: “Somos los mayores sorprendidos al encontrar que hay otros procesos por hechos similares (…) eso nos da a entender que probablemente son comportamientos habituales, y que una víctima tenga el valor de denunciar para que estos actos no se repitan, es de aplaudir”.

¿Qué dice Edward González?

“El proceso de Bogotá está directamente relacionado con el de Cali (…) como quien dice, la tormenta perfecta para que a mí me vuelvan una nada en tres segundos y después negocien conmigo entre cárcel, plata y todo lo que tenga que ver”, dijo el galeno en diálogo con este diario. González Saavedra asegura ser inocente y víctima de estas mujeres que pretenden manchar su imagen: “Estoy aterrado, porque en mi vida yo había tenido una cosa de estas (…) pero hay pruebas de que (las denunciantes) se han puesto de acuerdo”, afirmó, añadiendo que sus abogados no entregarán esas evidencias del “complot” a ningún periodista, sino que las exhibirán en juicio.

Sobre el caso de su expareja Mónica Giraldo y la hija de ella, Isabella Gómez Giraldo, dice con firmeza que nunca tocó a la entonces adolescente —hoy ya es mayor de edad— y que Giraldo se confundió, pues lo que hizo esa noche fue arropar a su hijo, quien dormía en la misma cama con Isabella. Agregó que, de un tiempo atrás, venía teniendo serias diferencias con su expareja, especialmente relacionadas con asuntos económicos, y que eso la habría motivado a actuar en su contra. Reitera que todo hace parte de un “montaje” que ella planeó y que ha sostenido a punta de “mentiras”. Tanto así que, asegura, ha sido víctima de extorsión por parte de los abogados de Giraldo a cambio de no mover el proceso penal.

Sigifredo López, cabeza de la fundación Defensa de Inocentes —que defiende a González Saavedra—, aseveró que ya hay una denuncia por la presunta extorsión y que luego enviaría el soporte. El Espectador contactó desde febrero pasado al médico, quien en ese momento, mencionó junto con otra de sus abogadas, Brenda Acosta, que tenía declaraciones de antiguos defensores de su exesposa confirmando que ella exigía dinero para no mover el caso en su contra luego de su archivo. Cuando El Espectador pidió los testimonios, la respuesta fue que se ventilarán en juicio. “Tenemos pruebas que demuestran su total inocencia”, dijo Sigifredo López. Giraldo, por su parte, dice que nunca ha buscado provecho económico.

Sobre el testimonio escrito de la psicóloga Laura, González Saavedra acepta que sostuvo una larga amistad y con ella y su familia, pero niega tajantemente haber tenido algún interés o acercamiento malintencionado hacia su hija. Prueba de ello, afirma, es la amistad entrañable que mantiene con la hermana. Finalmente, respecto al juicio en su contra que avanza en Bogotá, el toxicólogo admite que hubo un acercamiento de tipo sexual con Alejandra, pero asegura que fue “consensuado”. González Saavedra confía en que la justicia le dará la razón. Las denunciantes esperan lo mismo.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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