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marzo 30, 2021

Comisión de la Verdad recibe último informe de Caribe Afirmativo sobre violencias a población LGBT


Caribe Afirmativo entregó seis libros que documentan lo que sufrieron las personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en Arauca, Caquetá, Cauca, Cesar y el Magdalena Medio. Los victimarios fueron las Farc, el Eln, los paramilitares y la Fuerza Pública.

“Con la Policía yo creo que ya eso es una guerra declarada: entre la diversidad y la Policía (…) Es como si ellos quisieran humillar a esas personas, como hacer una burla, como decirles ‘eso no es lo correcto’, porque siempre es como: ‘ah, ¿se cree muy mujercita? Venga la violo, venga y me la mama; ¿se cree muy machito? Venga y démonos golpes’. Es como ejercer ese poder para humillar, para degradar”. Ese es el testimonio de un hombre trans, víctima del conflicto, en el departamento del Cauca, que detalla las formas en que apenas uno de los actores de la guerra arremetió contra personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT).

Pero también lo hicieron en ese departamento las Farc y los paramilitares. Desde ambos grupos, los armados quisieron controlar los cuerpos, la cotidianidad y las formas de existir de las personas LGBT, con amenazas, con violencia sexual, con desplazamientos forzados, con persecución. Lo que sufrió esta población en ese departamento quedó documentado en el texto ‘¿Que las maricas no sienten?’, uno de los seis libros que la organización Caribe Afirmativo puso en manos de la Comisión de la Verdad, en la última entrega que esa ONG hizo para esclarecer lo que le ocurrió a la población LGBT en el marco de la guerra.

Una investigación que Caribe Afirmativo desarrolló principalmente durante la pandemia por el Covid-19 y con el apoyo de la Fundación Triángulo de España, la Agencia Extremeña de Cooperación para el Desarrollo (Aexcid) y la embajada de Noruega. Además del libro sobre el Cauca, se entregaron otros sobre Arauca, Caquetá, Cesar y la subregión del Magdalena Medio, en los que se recogen en total 93 testimonios de víctimas pertenecientes a la población LGBT en esos territorios.

En Arauca un sinnúmero de personas LGBT tuvo que huir a Venezuela para sobrevivir ante las presiones de los grupos armados, sobre todo de las Farc y del Eln. Amenazas y presiones que se cometieron en particular contra mujeres lesbianas y hombres trans, que buscaban controlar el comportamiento de esas personas. “Se impuso una carga de ocultamiento y prohibición en los espacios públicos” para ellas y ellos. Así lo describió, por ejemplo, una mujer lesbiana entrevistada en la investigación:

“En ese entonces conocí a una persona, una muchacha, con la cual tuvimos una relación, permanecimos en el municipio por un tiempo no muy largo, unos 2 meses aproximadamente; cuando salió a la luz pública la relación, fui perseguida, fueron a buscarme (…) que no era posible que dos mujeres fueran pareja, que no estaba permitido que viviéramos ambas, porque pues las lesbianas, las marimacho, no teníamos derecho de vivir en esta sociedad y que esto tenía un castigo”.

En Caquetá el control en el campo lo establecieron las Farc. “En las zonas rurales y campesinas también se consolidaron modelos hegemónicos de la sexualidad y el género, y las personas LGBT sufren violencias, dado que se alejan de esa tradición histórica donde el hombre debe cumplir con una visión de masculinidad hegemónica para poder tener capacidad de trabajo en la tierra, en el campo. En este sentido, en las relaciones en el escenario rural, se ha impuesto la naturalización de la superioridad del hombre y la sumisión de la mujer y de las diversidades sexuales”, se lee en el libro ‘Somos las más visibles y las menos visibles’, que detalla los casos en ese departamento.

“Tuve que salir de la finca porque era gay. Me sacaron, me dijeron que tenía que salir de allá (…) nos trataban mal, que las locas acá en la vereda, que van a contagiar a los otros, mejor dicho (…) no querían que yo estuviera por esos lados porque cómo iba a manipular a los demás muchachos de la vereda”, dijo un hombre gay entrevistado.

‘Somos el vallenato que se canta bajito y todos quisieron callar’ se llama el libro que recogió los casos registrados en Cesar y en el Magdalena Medio, donde hubo una cruda arremetida paramilitar. Luego de su desmovilización en 2006, fueron grupos herederos como los Rastrojos, las Águilas Negras y los Botalones los que siguieron controlando los cuerpos y las formas de vida de las personas LGBT.

“La desaparición forzada de personas LGBT por parte de paramilitares ocurrió incluso contra quienes tenían alguna cercanía con el grupo armado, al darse cuenta de la orientación sexual diversa de la víctima. Así, la persona dejaba de ser útil en el cumplimiento de los objetivos del grupo y pasaba a ser “objeto” de eliminación. La desaparición forzada asociada a la “limpieza social” se convirtió en un acto ritualizado de la guerra”, se lee en el informe.

Como un ejemplo de ello, varias víctimas citaron el caso de la camioneta que todos conocían en la zona como ‘la última lágrima’, en la que todas las personas que se llevaban en ella aparecían muertas o no volvían a aparecer.

Pero el Eln también afectó a esa población en el Magdalena Medio. Según el documento, esa guerrilla estableció un control demográfico de las personas con orientación sexual o identidad de género diversa, para controlar “las expresiones de género buscando que nadie actuara por fuera de su poder, legitimando o no las expresiones que a su discreción podían ser vividas en el territorio”. Así lo refirió una mujer trans en la investigación:

“Ellos (Eln) hacían firmar un papel: “yo, fulana de tal, identificada con número de cédula tal, manifiesto que soy (…) Si era gay, si era yo no sé qué, tenían que anotar. Eso lo llevaban allá, al que mandaba, para que él supiera quién era esa persona, para que dijera si podía tener ese pelo largo. Si iba a utilizar aretes, tenía que ir escrito en un papel”.

Este es el cuarto y último informe que entrega Caribe Afirmativo a la Comisión de la Verdad, pues ya se cierra el plazo para recibir documentos por parte de la sociedad civil. Con base en esas investigaciones entregadas, esa ONG espera que en el informe final de la comisión sean incluidos los reclamos de la población LGBT por el acceso a derechos humanos y que las medidas de reparación correspondan con los intereses y daños que han sufrido las víctimas, en particular porque cuando denuncian se encuentran con una institucionalidad que las revictimiza. Por eso, proponen lineamientos para superar la desigualdad jurídica, política y social frente a los casos de violencia vividos por las personas LGBT.

Esta fue la transmisión del acto de entrega de este último informe de Caribe Afirmativo a la Comisión de la Verdad:https://www.youtube.com/embed/5nQZKL6-l48

FUENTE: EL ESPECTADOR


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