Luisa Gil tiene 45 años, lleva siete viviendo en Colombia y los últimos 12 meses han sido los peores a nivel económico. “Antes de la pandemia sí tenía trabajo cuatro veces a la semana. Después de la pandemia todo ha sido un caos. Yo trabajo en servicio doméstico, y cuando llegó el virus, duré quieta más de cuatro meses”, cuenta esta mujer, que llegó desde Venezuela, junto a su hijo, y hoy forma parte de los dos millones de desempleadas que dejó la pandemia por Covid-19 en el país.

Según Juan Daniel Oviedo, director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), “el promedio de la población desempleada durante el 2020 fue de tres millones 757 mil personas, y cuando vamos a mirar cuántas son mujeres, nos damos cuenta que son 2 millones y de ese número 571 mil son mujeres entre 10 y 24 años”, es decir el desempleo en jóvenes es el que tiene un costo social más importante para el país.

Sin embargo, preocupa que las cifras continúan en aumento: “en la población ocupada en enero del 2021 encontramos que mientras que un hombre salía de su ocupación, dos mujeres hacían lo mismo o a veces mientras dos hombres salían del mercado laboral, tres mujeres también”, indicó Oviedo.

¿Cuáles fueron las actividades más afectadas y de las cuales salieron más mujeres?

• Servicios de aseo doméstico.
• Restaurantes.
• Comercio al por menor no especializado: tiendas de barrio, misceláneas, peluquerías, etc.
• Servicios de asistencia en salud.
• Educación de la primera infancia y básica primaria.

“Por lo general, estas son ocupaciones, que están a cargo de mujeres. Por ejemplo, en el servicio de salud, tres cuartas partes de la población ocupada, son mujeres. Entonces ahí uno entidende cómo en las restricciones se ven movimientos importantes”, cuenta el director del Dane.

En entrevista con Radio Nacional de Colombia, el funcionario destacó además que, según datos de la entidad, también hallaron que al tema se le debe sumar quienes trabajaban y subsistían de los micronegocios que tenían como propietaria a una mujer, porque mientras el volumen de negocios que tenían al frente un hombre, tuvo un nivel de desempleo del -6.7%, vemos que los que tenía propietarias, tuvieron un resultado del -12%, casi el doble.

“Eso significa que hay una mayor propensión a que sean las mujeres. Por ejemplo, en el 2019, esos micronegocios albergaban el 70% de las clases pobres y vulnerables, eso significa que no solo se afectan las condiciones de emprendimiento de género, sino también a mujeres en condición de pobreza o vulnerabilidad”, agrega.

Retos para enfrentar la ola de desempleo en mujeres

Cifras de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) nos hablan de una tasa de participación laboral en mujeres del 43,9% y en hombres del 66.2%.

A todo se le suma que hay factores estructurados por: ingresos, niveles educativos, hijos, raza. Por eso, expertos señalan que se deben revisar elementos como: “buenas recompensas, que los roles tengan igualdad. Incluso la Organización Internacional del Trabajo (OIT), informó que en 2018, las mujeres ganaban el 20% menos que los hombres. A eso súmale si son mujeres cabeza de hogar, con hijos o más condiciones de mayor vulnerabilidad, por ejemplo: raza, edad o escolaridad”, relata Luisa Clavijo López, psicóloga, especialista en desarrollo organizacional y experta en temas de género.

Entre tanto, el director del Dane, confirma en que gran parte del reto relacionado con este tema, radica en que primero el país debe aceptarlo y reconocer la diferencia, para así actuar.

“Por ejemplo, nos dimos cuenta que la pandemia expulsó del entorno laboral a personas de bajo nivel educativo, adicional a personas que llevaban dos, cinco o más años ejerciendo esa actividad. Y es importante pensar en esquemas de formación para el trabajo. Además, a finales de enero informamos que en el 2020 tuvimos un retroceso en terminos de volumen de la población ocupada, similar a la que teníamos entre 2010 y 2011, es decir hubo un retroceso de 10 años”, concluye Oviedo.

FUENTE: RADIO NACIONAL