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octubre 7, 2020

Nobel de Química por inventar las tijeras genéticas


Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna descubrieron una tecnología que cambió de forma radical nuestra posibilidad de hacer ingeniería genética: las tijeras genéticas conocidas como CRISPR / Cas9.

En los últimos años cada vez que se acercaba el anuncio de los ganadores de los Premios Nobel los nombres de Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna saltaban en las listas y figuraban entre los favoritos. Desde que las dos investigadoras crearon la técnica conocida como CRISPR / Cas9, una tecnología que cambió todo el campo de la genética, era evidente que sus nombres ya estaban inscritos en la historia de la ciencia y merecían el máximo crédito por ello.

Hoy el Comité de los Premios Nobel les otorgó el Premio Nobel de Química. Charpentier, francesa (51 años), y Doudna de origen estadounidense (56 años) se convierten así en la sexta y séptima mujer que ganan un Nobel de Química desde 1901. Por este descubrimento las dos científicas ya habían ganado el Breakthrough Prize (2015), el Princesa de Asturias en España (2015) o el premio Kavli de las nanociencias en Noruega (2018).

La técnica de CRISPR / Cas9Con es usualmente comparada con unas tijeras genéticas pues permite manipular con alta precisión el ADN de animales, plantas y microorganismos. Y lo hacen de forma relativamente barata y rápida.

”Hay un poder enorme en esta herramienta genética, que nos afecta a todos. No solo ha revolucionado la ciencia básica, sino que también ha dado lugar a cultivos innovadores y dará lugar a nuevos tratamientos médicos innovadores “, comentó Claes Gustafsson, presidente del Comité Nobel de Química a través de un comunicado de la organización.

Como suele ocurrir en la ciencia, el descubrimiento de estas tijeras genéticas fue inesperado. Durante los estudios de Emmanuelle Charpentier sobre Streptococcus pyogenes, una de las bacterias que más daño causan a la humanidad, descubrió una molécula previamente desconocida, el ARNtracr. Charpentier mostró que el ARNtracr es parte del antiguo sistema inmunológico de las bacterias, CRISPR / Cas, que desarma los virus al escindir su ADN.

“Charpentier publicó su descubrimiento en 2011, y ese mismo año, inició una colaboración con Jennifer Doudna, una bioquímica experimentada. Juntas, lograron recrear las tijeras genéticas de las bacterias en un tubo de ensayo y simplificaron los componentes moleculares de las tijeras para que fueran más fáciles de usar”, explicó el Comité.

El trabajo conjunto les permitió aprender a reprogramar esas tijeras genéticas. En su forma natural, las tijeras reconocen el ADN de los virus, pero Charpentier y Doudna demostraron que podían controlarse para poder cortar cualquier molécula de ADN en un sitio predeterminado.

Donde se corta el ADN, es fácil reescribir el código de la vida. “Estas tijeras genéticas han llevado las ciencias de la vida a una nueva época y, en muchos sentidos, están aportando el mayor beneficio a la humanidad”, destacó el Comité.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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