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agosto 24, 2020

Los rostros que sufren la ola de violencia en Nariño y Cauca


Doce personas murieron en estos departamentos en menos de 24 horas.

El viernes 21 de agosto fue una noche de horror para los habitantes del corregimiento de La Guayacana,en Tumaco, Nariño, y de El Tambo, Cauca. Doce de sus habitantes fueron ultimados.

Los nariñenses no terminaban de reponerse de la masacre ocurrida hace nueve días, que dejó como saldo ocho jóvenes muertos mientras departían en una finca del municipio de Samaniego, cuando recibieron la noticia de que otros seis jóvenes habían sido asesinados.

Entre las víctimas de esta noche de angustia, terror y muerte están los hermanos Duván y Eduar Kiros, de 22 y 50 años de edad, respectivamente, quienes se habían ganado el aprecio y la admiración en la comunidad de La Guayacana.

Duván Kiros había adelantado sus estudios en la Institución Educativa Faustino Arias Reynel, de Tumaco, y recientemente había escrito a través de una red social esta frase: “Mi barrio es tranquilo, a veces se escuchan unos tiros, pero ellos juegan así”.

Otro hecho de violencia sucedió a unos 30 kilómetros de esta localidad, en el convulsionado corregimiento de Llorente, en la noche del pasado miércoles. Tres personas fueron asesinadas cuando departían en una cafetería, hasta donde varios hombres desconocidos que se movilizaban en una motocicleta arribaron y sin mediar palabra les dispararon en la cabeza.



Las autoridades solo han logrado identificar a una de ellas, Kevin Esleyder Delgado, de 21 años de edad.

Mi barrio es tranquilo, a veces se escuchan unos tiros, pero ellos juegan así

Sobre este último hecho, el gobernador de Nariño, Jhon Rojas, lo atribuyó a “una disputa de los territorios especialmente entre las bandas delincuenciales”. El mandatario seccional estimó que ante la ola de violencia que sacude al departamento se requieren acciones contundentes orientadas a desvertebrar a esas estructuras armadas que, a sangre y fuego, quieren imponer su ley.

En Cauca, Yulber Edilson Flor Muñoz fue una de las víctimas. Sus familiares lo recuerdan como una persona trabajadora, abnegada y entregada a su familia.

Cuando ocurrieron los hechos, donde le fue arrebatada la vida, bajaba de la escuela de su pequeño hijo ubicada en el corregimiento La Romelia. “A él le habían pedido que recogiera al niño. Al momento que bajó a La Uribe, ahí fue donde lo cogieron con los otros cinco”, relató James Norbey Flor, hermano de la víctima.



Otras de las víctimas son los hermanos Arcadio y Heiner Collazos, residentes en Popayán. Ambos, aparecen en los reportes del Gobierno como víctimas de desplazamiento forzado.

Padres, hermanos y amigos fueron quienes con sus propias manos trasladaron los cadáveres a la morgue de El Tambo, ubicada aproximadamente a una hora de esa zona, mientras claman justicia por este crimen.

FUENTE: EL TIEMPO


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