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julio 29, 2020

“He puesto 14 denuncias en la Fiscalía por amenazas”, lideresa a la que la CIDH ordenó proteger


Yirley Velasco tuvo que salir de El Salado después de año y medio de amenazas constantes contra su vida, producto del liderazgo que ejerce en los Montes de María. Ahora, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas cautelares y le ordenó a Colombia garantizar su protección.

En julio del año pasado, desconocidos deslizaron un panfleto debajo de la puerta de la casa de la lideresa Yirley Velasco en El Salado (Bolívar), quien defiende a víctimas de violencia sexual de la sonada masacre que hubo en ese municipio hace 20 años. “No te queremos en los Montes de María”, le dijo desde el anonimato, un grupo que se identificó como “las Auc”. Semanas después, le siguieron llegando amenazas, que la obligaron a irse de su hogar por seguridad. Sin embargo, acompañada por la Corporación Sisma Mujer, acudió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En una reciente decisión, el organismo internacional le dio la razón a Velasco y le ordenó al Estado colombiano protegerla.

La CIDH le otorgó medidas cautelares a la lideresa y dijo: “la Comisión entiende que las fuentes de riesgo siguen latentes y que, ante la ausencia de medidas que permitan una mitigación suficiente de la misma, las amenazas son susceptibles de repetirse e intensificarse conforme continúe la propuesta beneficiaria en sus labores”. Velasco habló con El Espectador sobre cómo recibe el pronunciamiento de la CIDH, que es, de paso, un regaño a Colombia porque no informó cómo las medidas para protegerla son idóneas o efectivas. La mujer, desde un lugar que pidió mantener reservado por su seguridad, dijo que celebra la decisión por ella y por todas las lideresas del país.PUBLICIDAD

¿En qué contexto se dan las amenazas en su contra?

Desde enero de 2019 empezaron las amenazas: que me iban a matar, que a toda mi familia también. En junio del año pasado la cosa se puso un poco más grave porque metieron un panfleto por la puerta de mi casa en El Salado, con una foto mía, donde me decían que yo iba a ser la próxima líder asesinada, que me iba a pasar igual que a María del Pilar Hurtado y pues el panfleto lo firmaban, supuestamente, las Auc. A mí me tocó salir de El Salado, ya no estoy allí por las amenazas. Yo dejé todo abandonado en El Salado: mi casa propia, mi familia quedó allá hasta este momento. Luego, las amenazas pararon un poco, pero este año, en enero, nuevamente empezaron. 

Y, desde enero hasta más o menos hace un mes, todos los días me llegaban amenazas, pero ya no solamente a mí sino a toda mi familia. Sabían hasta de qué color estaba vestida. Sabían prácticamente hasta el sitio donde yo estaba. Me tocó sacar a toda mi familia de El Salado. Allá, en El Salado, no quedó nadie de mi familia. Hace mes y medio que capturaron a una mujer por el tema de las amenazas y desde eso han parado los hostigamientos. Sin embargo, sigo con un sinsabor porque en su judicialización ella aceptó los cargos, pero ha dicho que le estaban pagando para amenazarme. Entonces no sé qué pueda pasar. PUBLICIDAD

¿O sea que usted cree que hay gente detrás de ella dándole órdenes? 

Pues sí, eso es lo que mi familia, mis abogadas de Sisma Mujer y yo creemos. En este momento yo cuento con un esquema de seguridad. No me puedo mover sin los dos hombres y el carro que están prácticamente encima de mí. Esto no ha sido nada fácil para mí, yo no estoy acostumbrada a esta vida y tampoco la quiero. Por el momento, me ha tocado estar con ellos, pero … Cuando a mí me preguntan acerca de mi seguridad yo digo que esa palabra abarca muchas cosas: que yo pueda vivir una vida libre de violencias, que pueda seguir ejerciendo mi liderazgo, que pueda seguir trabajando. A mí me ven el pueblo con una camioneta y dirán: “Esta vieja, mejor dicho”. Pero yo estoy sin empleo, soy madre soltera, mi situación es muy crítica. En medio de todo eso, mi corazón reviente de felicidad porque la CIDH toma esta decisión y nos da la razón. Y lo celebro no solamente por mí, sino por todas las mujeres del país porque la CIDH reconoce que las defensoras estamos en peligro. PUBLICIDAD

¿Cómo recibió la decisión? 

Hace aproximadamente que nos llegó la notificación y no me canso de agradecerle a Sisma Mujer, porque ellas me han apoyado enormemente, no me han dejado caer en el hueco tan profundo en el que yo me veía. En realidad, el tema de las amenazas me ha llevado a decir: no voy a seguir. Pero, al ver esta decisión de la CIDH yo digo: Sí se puede seguir. Esto es un paso enorme. Claro, falta ver que el Gobierno haga lo suyo, porque la verdad es que este Gobierno… Sin embargo, te repito: yo celebro esta decisión y espero que se den las cosas. 

La CIDH dice una cosa preocupante y es que el riesgo en el que usted está sigue vigente, ¿cómo se levanta usted todos los días con ese riesgo? PUBLICIDAD

Vivo en zozobra. Yo prácticamente no salgo a la calle y si salgo, es con los escoltas. También me he puesto muy paranoica, porque en serio siento que me van a matar a mí y a mi familia. Casi ni dejo que mis hijos se asomen a la puerta de la calle. Por dios, la vida así es horrible: encerrada, sin un empleo, sin ayudas. 

Yo sigo ejerciendo mi liderazgo desde lo virtual, telefónicamente. Sigo acompañando a mujeres en la activación de rutas cuando son víctimas de violencia sexual y violencia intrafamiliar, que se ha incrementado por estos días como nadie se imagina. Esto es espantoso. Por más que trate de alejarme de mi labor, no puedo, y tampoco quiero. Sigo acompañando a las mujeres desde la articulación con las instituciones. Vivo pegada al teléfono llamando, comunicándome con las mujeres. 

A su liderazgo, que ya venía complicándose por las amenazas, se le suma ahora esta pandemia, ¿cómo se siente en esa encrucijada?

Yo las amenazas las relaciono con un caso positivo de COVID-19. Cuando uno se entera de que una persona es positiva de coronavirus, a uno lo primero que le recomiendan es: no te acerques, no visites, te puedes contagiar. Las amenazas en mi contra han sido un poco así porque hay mucha gente que de inmediato decía: “yo no voy a seguir al lado de ella porque también me pueden matar”. Por lo menos, mis hijos vivieron en carne propia que muchos papás les quitaron la amistad de sus hijos por miedo de que me mataran a mis niños. Esta pandemia nos encierra a todos, pero a mí las amenazas también me encierran. No es fácil. PUBLICIDAD

El Estado colombiano ni siquiera controvertió ante la CIDH todo lo que usted denunció: respondieron básicamente que las amenazas en su contra en efecto existían, pero que ya le asignaron un esquema de seguridad. ¿Desde que la CIDH ordenó las medidas cautelares alguien del Gobierno se ha puesto en contacto con usted? 

No. Nadie del Gobierno se ha comunicado conmigo. La CIDH les da como 15 días para que respondan, pero nadie me ha llamado a mí y entiendo que tampoco a mis abogadas. Quienes me han llamado han sido personas cercanas y mujeres, agradeciéndome por la labor y felicitándome. 

¿En este año y medio que lleva denunciando las amenazas siente que el Gobierno ha cambiado la actitud hacia cómo la atiende? 

Imagínate, si he puesto 14 denuncias en la Fiscalía por amenazas, pero no pasaba nada. Esto se mueve y la captura que contaba antes se da es porque hay entes internacionales encima, porque Sisma Mujer tiene unas abogadas verracas y porque yo también me considero una mujer verraca. He exigido, he llamado, he preguntado y los resultados se han visto es por eso. ¿Que se han visto porque me estén dando el trato que me merezco? No. Han actuado es porque están los entes internacionales encima.  

FUENTE: EL ESPECTADOR


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