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noviembre 20, 2019

En medio del dolor, San Onofre recordó a sus desaparecidos


Las personas que siguen buscando a sus seres queridos en este municipio de Sucre visitaron cuatro lugares de memoria, donde se presume que están sus familiares, y entregaron a la JEP un informe con 259 casos documentados de desaparición forzada en el departamento.

Tener una foto colgada del cuello, cerca del corazón, es ya un símbolo de las víctimas de desaparición forzada. Miles de mujeres y hombres que buscan y quieren saber dónde están sus seres queridos, si están vivos o muertos, usan una escarapela con sus rostros, también como una manera de traerlos de vuelta, de decir que no son un número más engrosando, en Colombia, los entre 80.000 y 120.000 desaparecidos que dejó el conflicto armado. En San Onofre, un municipio de Sucre ubicado en la región de los Montes de María, las víctimas tenían colgadas de su cuello una, dos y hasta tres escarapelas: sus hermanos, hijas, padres y madres fueron arrancados de su lado y nunca volvieron.

Por eso, entre lágrimas, una mujer tomó un cofre que representaba a los desaparecidos y se lo entregó a un magistrado de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), y le dijo: “le entrego este cofre, que son todos los desaparecidos de San Onofre, incluyendo a mis hermanos”.

Este martes 19 de noviembre la comunidad de víctimas de este municipio, y quienes creen que sus familiares podrían estar ahí, se encontraron con la JEP en el territorio. Una cita que estaba planeada para las 9:00 a.m. se concretó a las 2:00 p.m., por causa de una vía cerrada que restrasó la llegada de los magistrados Gustavo Salazar, Alejandro Ramelli y Reinere Jaramillo, de la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad de este tribunal. El encuentro tenía dos objetivos: recordar a los seres amados que no están más y entregar al sistema de justicia transicional un informe con 259 casos documentados de desaparición forzada.

El llanto desbordó a víctimas y magistrados. Algunos de los presentes llevan más de 15 años sin saber nada de sus seres queridos.Sebastián Zuleta Ríos.

Este acto simbólico fue convocado por el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), el Comité de Solidaridad de Presos Políticos (CSPP) y la JEP. Este fue la antesala de la audiencia en Cartagena, este 20 y 21 de noviembre, para evaluar medidas de protección sobre cuatro sitios en San Onofre: el cementerio central y el del corregimiento de Rincón del Mar, y las fincas El Palmar y La Alemania. La historia de por qué se realiza se remonta a agosto de 2018, cuando el Movice hizo una solicitud a la JEP en la que pedían proteger 16 sitios en los que se presume que hay cuerpos inhumados de personas no identificadas o desaparecidas, de acuerdo con lo que han revelado sus investigaciones. Estos cuatro en San Onofre hacen parte de ellos.

Entonces, de manera simbólica, se dio paso al recuerdo, a remover un poco el dolor, pero solo para que permitiera buscar respuestas. En cuatro estaciones, la comunidad y los integrantes del sistema de justicia transicional hablaron de la desaparición forzada como estrategia que usaron los paramilitares para infundir miedo, control y castigo en esta zona. Hubo lágrimas, largos abrazos y palabras de consuelo, especialmente, en la primera estación: la finca El Palmar.

Ubicada en zona rural de San Onofre, pero cerca del pueblo, de esta propiedad se tienen relatos crudos: se dice que fue un centro de operaciones de las Autodefensas Unidas de Colombia, del Frente Canal del Dique del Bloque Héroes de los Montes de María. Ahí, según testimonios de víctimas y confesiones de desmovilizados, torturaron, asesinaron y sepultaron más de 2.000 personas, sin ninguna inscripción o tumba. De hecho, se dice que debajo de un árbol gigante de caucho sucedió la barbarie.

Tres fincas más en Sucre han sido mencionadas como sitios donde posiblemente hay cuerpos inhumados de personas desaparecidas.Sebastián Zuleta Ríos.

Hasta ese punto llegaron los familiares, personas que nunca habían pisado esa tierra, donde quizás están sus seres queridos ni habían estado ante la presencia de un sitio que fue testigo del dolor. En un medio círculo, las personas lloraron en silencio, intervino el magistrado Ramelli, un representante de los dueños de la finca, quienes se consideran también víctimas, y una representante de víctimas. La conmoción fue tan grande que una mujer se desplomó, para luego reponerse. Ese fue el inicio del duelo inconcluso que viven desde hace más de 10 años.

Luego, todos se trasladaron a la calle del Puerto. Ahí inició una caminata en la que las víctimas entregaron cofres a los magistrados, así como a sus magistrados auxiliares Ana Cristina Portila y Hugo Escobar. La gente cargaba, además de sus escarapelas en el cuello, unos marcos vacíos con el nombre de los ausentes y un gran pendón con los rostros de los desaparecidos de Sucre. La marcha, dirigida hacia el Cementerio central del municipio, estuvo acompañada de pitos y tambores, típicos de la región.

Los marcos vacíos son una de hablar de la familia que se quiebra, que desaparece.Sebastián Zuleta Ríos.

Al final de la calle se ve la entrada del camposanto. Cruzaron el umbral y entraron. Este era el tercer sitio del acto de la tarde. Lo fue porque ahí se presume que hay cuerpos de personas desaparecidas, pero no se sabe de quiénes ni donde están porque este lugar no responde a un sistema de organización ni hay información clara sobre quiénes están ahí o, por ejemplo, en qué fecha llegaron. Además, se encontraron restos óseos expuestos que fueron protegidos por la JEP.

Al salir del cementerio, la caminata se dirigió al parque central, el último lugar para honrar la memoria de los desaparecidos.

Las víctimas han pedido que el cementerio central se proteja y se obligue a la administración a organizarlo.Sebastián Zuleta Ríos.

“Con cada paso que hemos dado venimos cambiando o retomando los sentidos atribuidos a los lugares visitados. Les estamos arrebatando estos sitios al miedo; la zozobra no será más dueña de los rincones de San Onofre. No serán más otros, sino ustedes, los habitantes honrados de este maravilloso municipio quienes decidirán sobre los significados y usos de sus calles, plazas, fincas y cementerios”, dijo el magistrado Ramelli, relator de este caso.

Entonces, tres mujeres víctimas de este crimen tomaron en sus manos el informe Exhumando justicia y verdad, sobre la desaparición forzada en Sucre entre 1988 y 2008. Y entregaron uno a cada la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, uno a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y otro para la Jurisdicción Especial para la Paz.

Finalmente, mientras víctimas y magistrados sembraban una ceiba, los gaiteros tocaban una canción:

Se perdió, se perdió, y más nunca regresó

Se perdió, se perdió, y más nunca regresó

Para la gente, que nunca había tenido una institucionalidad presente o preocupada por sus desaparecidos, este fue el primer paso para que por fin regresen, o al menos para cerrar el duelo que sigue abierto.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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