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mayo 6, 2019

Declaración sobre el atentado a los lideres y lideresas afrocolombianos/as en Santander de Quilichao, norte del Cauca, Colombia


Después de los Acuerdos de Paz de 2016, el movimiento social afrocolombiano se ha vuelto un objetivo de guerra. Me han informado que el pasado 4 de mayo hombres armados irrumpieron en el lugar donde lideresas y líderes estaban reunidos, en Santander de Quilichao, norte del Cauca, y abriendo fuego lanzaron una granada contra el grupo de activistas afrocolombianos y contra dos niños. En la reunión, que juntaba a lideresas y líderes de varias organizaciones, se planeaba discutir la agenda del próximo encuentro con el gobierno. Tuve la oportunidad de visitar el norte del Cauca en 2010, invitada por Francia Márquez, una de las personas que fue atacada. Con Francia, ganadora del Premio Goldman 2018, he trabajado en solidaridad durante casi una década. Los descarados actos de violencia dirigidos hacia ella y hacia lxs demás activistas afrocolombianxs cuestionan la implementación y legitimidad del Acuerdo de Paz de 2016.

Francia no está sola. Trabaja con colectivos de personas que están comprometidas con enfrentar la represión y la violencia que es consecuencia de la lucha por la defensa del territorio, de cuidar el medio ambiente y de combatir el racismo. En el ataque estaban presentes otrxs prominentes activistxs afrocolombianxs: Carlos Rosero, Clemencia Carabali, Yellen Ararat, Victor Hugo Moreno y Sofía Garzón. El trabajo de todxs ellxs resulta crucial para construir un mundo con justicia y paz, y fue fundamental para garantizar la inclusión de capítulo étnico en la versión final del Acuerdo de Paz, que salvaguarda los derechos de las minorías y de sus territorios colectivos.

Expreso mi indignación y profunda preocupación de que cosas como estas ocurran, sobre todo teniendo en cuenta que los hombres armados pasaron por al menos dos puntos de control del gobierno antes de llegar a la reunión. El derecho a la vida es la base fundamental de todos los derechos humanos, y en Colombia ese derecho está siendo sistemáticamente violado, incluso después de la firma Acuerdo de Paz. Los actores armados están envalentonados y continúan atentando contra lxs lideresas y líderes afrocolombianxs porque saben que hay impunidad.

Exhorto al gobierno colombiano a que investigue este atentado, a que trabaje de cerca con las comunidades a las que el ataque afecta, y a que garantice la protección de lxs lideresas y líderes afrocolombianos y de lxs defensorxs de derechos humanos en general.

También insto al gobierno colombiano a que garantice la implementación plena del Acuerdo de Paz, y a que cumpla sus compromisos con las comunidades afrocolombianas. En mi estadía en el norte del Cauca, con Francia, fui testigo de cómo la inacción del gobierno directamente contribuyó al despojo de los territorios y al desplazamiento forzado de las comunidades negras. Implementar el Acuerdo de Paz hará que el gobierno esté un paso más cerca de defender los derechos fundamentales de las comunidades negras, derechos que están constitucionalmente protegidos. Esto significa, entre otras cosas, reunirse con lxs lideresas y líderes afrocolombianxs, cumplir con las promesas hechas a las comunidades y garantizar su derecho a los territorios ancestrales.

Mientras lxs lideresas y líderes afrocolombianxs sigan estando amenazadxs, atacadxs, asesinadxs y encarceladxs no habrá paz en Colombia. La comunidad internacional está observando de cerca y no daremos nuestro brazo a torcer en nuestra solidaridad con lxs lideresas y líderes de estas comunidades. Angela Y. Davis


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