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diciembre 5, 2018

Un corto sobre la memoria del Sumapaz hecho por niños


Desde mayo los estudiantes de la sede Adelina Gutiérrez, del colegio Jaime Garzón, recibieron capacitaciones sobre producción audiovisual. En diciembre terminaron su producto: un corto sobre lo que significa la memoria en su páramo, un territorio que sufrió la confrontación entre el Estado y las Farc.

Es un lugar común pensar que en Bogotá no se sintió el conflicto armado. Sin embargo, en el Sumapaz, localidad número 20 de la capital, abundan las historias sobre los horrores de la guerra. La vereda Betania fue uno de esos lugares donde la confrontación armada tocó la puerta de los campesinos. En el sector operaba las Farc, exguerrilla a la que los habitantes señalan de haber reclutado forzosamente a niños y adolescentes. También hacía presencia el Ejército, actor al que también señalan de abusos. Los habitantes de esa región convivieron durante décadas con el miedo.

Lo niños han crecido en medio del conflicto armado. “Los muchachos son desconfiados, hay muchos temores a hablar, se siente la estigmatización sobre el campesinado”, afirma la profesora Luz Dary Moreno, quien lleva 14 años trabajando en la región. Son recientes los recuerdos de la guerra. Sólo entre el 2016 y el 2017 esa extensa localidad de Bogotá recuperó la tranquilidad. El 24 de noviembre del 2016 las Farc y el Estado firmaron un acuerdo de paz. Esa guerrilla dejó las armas en el 2017. Cesaron los combates, bombardeos, reclutamientos y detenciones de líderes.

Pero la confrontación armada tuvo otro tipo de consecuencias. “En la guerra se ve muy afectada la memoria porque se afecta la reivindicación de la historia propia”, asegura Adriana Quiñonez, del Laboratorio de paz del Centro de Memoria, paz y Reconciliación. Quiñonez trabaja por la reconstrucción de la historia por parte de los habitantes del Sumapaz.

Con eso en mente, Quiñonez conoció a las profesoras Luz Dary Moreno y Edna Acuña. Las docentes también estaban impulsando la construcción de memoria con sus estudiantes, para eso habían fundado el Observatorio de agua, vida y cultura para la paz territorial. Las tres planearon que los estudiantes hicieran un corto audiovisual.

En 29 de mayo arrancaron con el proceso. El Centro de Memoria, el Observatorio y la organización Más arte, más acción hicieron un conversatorio en el que participaron los niños que estudian en la sede Adelina Gutiérrez, del colegio Jaime Garzón. Entre los panelistas estaban los artistas Frabice Monteiro, Donna Verheijden y el fotógrafo Sebastián Bride. “La idea era mostrarles a los niños las posibilidades que tienen con el arte”, cuenta Quiñonez.

Los niños empezaron a construir su cortometraje. Del proceso hicieron parte estudiantes entre los 9 y los 13 años que están en los grados quinto, sexto y séptimo. Aprendieron a manejar cámaras, a editar, a animar. Hicieron el guión y empezaron la grabación. Salieron a hacer algunas tomas, pero los estudiantes no quedaron satisfechos. Plantearon la necesidad de ir a captar algunos espejos de agua, fauna y flora que no habían podido registrar. Así lo hicieron, fueron hasta el sector conocido como Laguna Larga.

Tras la grabación empezaron con todo el proceso de posproducción. El corto tiene algunas escenas animadas. Los dibujos y la animación también fueron hechos por los niños. Los estudiantes quisieron responder a la pregunta ¿Qué pasaría si mañana me despierto y no recuerdo nada? En clara alusión a la importancia de la memoria en el Sumapaz. También, para definir su territorio utilizaron palabras como “tierra”, “futuro”, “reconciliación” y “perdón. Decidieron ponerle a su producto audiovisual el título “Soy memoria, soy paz, soy Sumapaz”.

Según Quiñonez y Moreno tras el proceso del corto se ven cambios en los niños. “Esto permite un empoderamiento”, afirma la primera. La docente complementa con uno de los objetivos de ese tipo de actividades “lo que se busca es que logren organizarse y tener proceso de liderazgo comunitario. Para defender el territorio lo primero que se debe hacer es conocerlo”.

Las expectativas persisten en los niños. Esperan lanzar el cortometraje en enero de 2019. La idea es hacerlo en la Cinemática Distrital, en donde los estudiantes van a estar presentes. Esperan que la gente los acompañe y conozca su esfuerzo por hacer memoria en un territorio lleno de recuerdos de guerra. “Están super emocionados porque van a poder salir como protagonistas en ese espacio”, dice la profesora Moreno.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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