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septiembre 4, 2018

La mujer como sirena


Al principio me indigné con la portada del libro de Jane Ussher La psicología del cuerpo femenino. ¿Por qué poner a un grupo de delicadísimas sirenas, todas cumpliendo el ideal de belleza patriarcal, delgadas y de pechos grandes y turgentes? ¿Por qué todas tenían esa expresión de dulzura y embelesamiento, casi de éxtasis? Si lo que la autora pretendía era desmontar mitos que rigen sobre nuestros cuerpos, que configuran nuestra psicología, ¿por qué no elegir una portada más desafiante con ellos?
Fui avanzando la lectura del libro muy rápidamente, no podía soltarlo. Ussher escribe con una deliciosa combinación de crítica personal e información contrastada y variada que no siempre se encuentra, haciendo la lectura sumamente ilustrativa. He de confesar que sus conocimientos despertaron mi curiosidad y conectaron con mi propia experiencia, por lo que fui añadiendo notas en los márgenes y subrayando todo el libro, lo fui haciendo mío. Mientras esto sucedía, una única objeción seguía vigente: la portada.

Pero una tarde cualquiera, después de terminar por segunda vez el capítulo dedicado a la llegada de la primera menstruación (menarquía) a las púberes, al cerrar el libro me quedé absorta contemplando a las sirenas de la portada y tuve una epifanía. Era una metáfora perfecta.

Las mujeres en el patriarcado somos construidas desde nuestra infancia como sirenas. Nuestra sexualidad está sometida a un escrupuloso y metódico ocultamiento, y cuando se retrata se hace desde la irreconciliable dicotomía ramera/madonna, zorra-virgen. Ussher cita el estudio que realizó Shopper (1979), en el que éste descubrió que las madres muestran una reticencia mucho mayor a nombrar los genitales de sus hijas que los de sus hijos. La invisibilidad acompaña desde muy temprano a las chicas, que aprenden múltiples nombres para no nombrar sus genitales, los cuales comienzan a percibir como algo sucio y/o vergonzoso. Woolf (2013), en su libro “Vagina, una nueva biografía de la sexualidad femenina”, hace una recopilación del argot empleado para ocultar la palabra tabú que da título a su obra. Entre los términos que recopila se incluyen:

Nuestra sexualidad está sometida a un escrupuloso y metódico ocultamiento, y cuando se retrata se hace desde la irreconciliable dicotomía ramera/madonna, zorra-virgen. Ussher cita el estudio que realizó Shopper (1979), en el que éste descubrió que las madres muestran una reticencia mucho mayor a nombrar los genitales de sus hijas que los de sus hijos.

Herida de hacha, herida abierta, soldado herido, agujero, hoyo, corte, barra, raja, tajo, pelusa, chocho, sapo, chucha, chango, papo, bollo… etc. Hay muchos más términos, y cambian según el contexto cultural, pero solo en esta pequeña muestra ya se puede observar que la mayoría tiene un carácter despectivo o incluso violento (tajo, raja, herida abierta, soldado herido…). Parece claro que en el imaginario colectivo los genitales de las mujeres no se perciben como algo hermoso y/o respetable.

Volviendo con Ussher, la autora señala que en varios textos médicos tradicionales se prefería ilustrar los genitales de las mujeres con una sencilla línea simbólica. ¡Imaginemos el nivel del tabú cuando desde la medicina también se ocultaban nuestros genitales! ¡Imaginemos el impacto que eso ha tenido y tiene en nosotras y nuestro bienestar!
Las adolescentes llegan a su primera menstruación desconociendo sus órganos sexuales, pensando muchas que la orina y la sangre saldrán por un mismo orificio. Esta relación no cambia a mejor durante el resto de sus vidas, manteniéndose inmersas en un desconocimiento que origina carencias que se tratan de rellenar con mitos y estereotipos varios.
En oposición a esto, los pechos de las mujeres han sido sobrerrepresentados en publicaciones para disfrute y consumo masculino. Por doquier se visualizan campañas publicitarias que utilizan pechos que cumplen con el estándar de belleza impuesto para vender toda suerte de productos.

De esta manera el tamaño del pecho pasa a tener una enorme importancia para el desarrollo de la identidad de las niñas, preocupadas por tener o no el tamaño y la forma adecuados. Recuerdo que durante mi infancia contemplar que mis pechos eran menores que los de mis amigas del colegio era una fuente de humillación y que afectó negativamente mi autoestima. Solía esperar que el siguiente año trajera por fin el deseado aumento de busto que me permitiera ocupar un lugar entre mi grupo de amigas, liderado por la que llevaba la mayor talla de sujetador. Y sin embargo, como se ha expuesto, desconocía todo sobre mi vulva y mi vagina, sobre mi útero y mis ovarios, así como sobre sus funciones. Mucho menos conocía mi clítoris, único órgano del cuerpo humano cuyo único cometido es generar placer sexual.
Ussher no podría haber elegido una mejor imagen para la portada de su libro que un grupo de sirenas, ya que el patriarcado nos esculpe a la imagen y semejanza de estos seres mitológicos: con cuerpos de una belleza inalcanzable, finas, delicadas, todo pechos pero sin la posiblidad de acceder a unos genitales que sirvan para su propio disfrute, borrando del mapa nuestras vulvas, nuestros clítoris y nuestras vaginas. La única manera que tenemos de subvertir esta realidad es visibilizando nuestros cuerpos, nombrando nuestros genitales y representándolos en toda su enorme variedad. Necesitamos sentirnos libres de conocer nuestros genitales, explorarlos y disfrutarlos.

Concluyo este artículo recomendando algunos recursos para empezar a empoderarnos (re)conociendo nuestros genitales.
1. El gran muro de las vaginas, de Jamie McCartney.
2. La obra pictórica de Georgia O´Keeffe, en concreto en la que la autora pinta flores con sugerentes formas de vulvas.
3. La canción titulada “El clítoris“, de Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe.
4. La guía para explorar el cuello del útero.
5. La guía para conocer el clítoris, su posición, forma… todo. Fue elaborada por miembras de la Unidad de Vigo y es un material sumamente valioso.


Bibliografía
Ussher, J. (1991). La psicología del cuerpo femenino. Madrid: Arias Montano Editores.
Wolf, N. (2013). Vagina. Barcelona: Kairós.

FUENTE: TRIBUNA FEMINISTA


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