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diciembre 22, 2017

El horror que vivió una colombiana secuestrada en México


A través del celular de Angie Rengifo, los delincuentes amenazaron con abusar, torturar y matar a la joven de 25 años, que llegó a ese país a estudiar odontología.

Angie Pérez Rengifo, una estudiante colombiana radicada en México, acaba de vivir uno de los días más difíciles de su vida. Entre amenazas de muerte y de abuso sexual, estuvo en manos de una banda de secuestradores que la retuvieron en un hotel, mientras extorsionaban con crueldad a su familia, radicada en Barrancabermeja (Santander).

La pesadilla comenzó el miércoles pasado, cuando la joven salió de la Universidad Autónoma de Aguascalientes -a donde llegó a estudiar odontología a comienzos de este año- y fue forzada a subir a un carro, en el que la condujeron hasta un hotel. Lo que vino luego fue una tortuosa extorsión para ella y su familia.

Hacia las 8 de la noche, los secuestradores empezaron a mandarle mensajes amenazantes a la familia través del teléfono de Angie. Primero hicieron una llamada que no tuvo respuesta. Entonces mandaron mensajes por Whatsapp. “Contesta, cabrón. Se trata de tu hermana, si no se muere”. Desde Barrancabermeja, su hermano reaccionó: “Necesito hablar con Angie. No con más nadie”.

 Los secuestradores subieron el tono de las amenazas: “Tu hermano dice que la torture y que mande un video. La voy a despedazar, cabrón”, escribieron. Ese mismo tipo de mensajes los hicieron a través de llamadas, en la que le decían a los hermanos, mientras Angie escuchaba, que cada uno de los secuestradores la iba a violar.

Para aumentar la presión, enviaron dos fotos de la joven con los ojos cerrados y las manos atadas tras la espalda. En una de esas estaba en ropa interior. “Tu hermana pagará con su vida si no entregan el dinero”. Su hermano apenas pedía compasión. Los secuestradores exigían 290 millones de pesos por su liberación, luego rebajaron la cifra a 75.

Angie Pérez Rengifo vivía con sus 3 hermanos y sus padres en Barrancabermeja, Santander, hasta que decidió irse a estudiar becada a la Universidad Santo Tomás, en Bucaramanga. Allí adelantó gran parte de su carrera, pero este año decidió hacer una pasantía que luego la llevó a querer quedarse a terminar sus estudios en México. Se radicó en Aguascalientes, la capital del estado del mismo nombre, donde comparte un apartamento con otros estudiantes.

Esperanza Martínez, su tía, la describe como una mujer madura pese a su juventud, muy seria y enfocada en su carrera.

Mientras Angie pasaba la noche cautiva, su familia empezó a mover cielo y tierra en Colombia. Contactaron a la Policía, luego a la Cancillería. Las autoridades colombianas, de inmediato, gestionaron la colaboración con sus homólogos en México. La Policía de ese país comenzó la búsqueda y la presión sobre los delincuentes.

Aunque aún no hay mucha claridad sobre lo ocurrido, pues los investigadores mexicanos siguen con las pesquisas, todo indica a que la presión de la búsqueda obligó a que los secuestradores la liberaran. Ente jueves terminó la tortuosa jornada para la joven que, según cuentan sus familiares en Colombia, no recibió maltrato físico, aunque tuvo que padecer el terror de un rapto en un país que apenas conoce.

FUENTE: SEMANA


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